Pese a una fuerte protesta de Turquía, el comité de Exteriores de la Cámara de Representantes estadounidense aprobó hoy, por 23 contra 22 votos, una resolución identificando como genocidio la persecución de los armenios en el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial.
Luego de conocerse la decisión, Ankara llamó a consultas a su embajador en Washington, en protesta por la aprobación de la moción.
La aprobación se da pese a que la Casa Blanca llamó a la comisión a no proceder con la votación, al temer que tal determinación podría impedir el proceso de normalización de las relaciones entre Turquía y Armenia.
En la víspera de la votación de la iniciativa parlamentaria, Barack Obama llamó al Presidente turco, Abdullah Gül, para expresarle su agradecimiento por los esfuerzos que hace el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, de normalizar las relaciones de Turquía con Armenia.
Además, le urgió a ratificar cuanto antes los protocolos para el establecimiento de lazos diplomáticos entre ambos países, informó hoy el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Mike Hammer.
Por otra parte, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, conversó el miércoles con el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Howard Berman, sobre la iniciativa y le dijo que cualquier acción legislativa "podría impedir el proceso de normalización de las relaciones" entre Turquía y Armenia, explicó Hammer.
La iniciativa reconoce como "genocidio" la "aniquilación sistemática y deliberada de 1,5 millones de armenios" ordenada por el Imperio Otomano entre 1915 y 1923.
Turquía afirma que esos números son "falsos" y que grupos de armenios armados, que tomaron partido por Rusia durante la contienda, también mataron a miles de musulmanes.
Debido a esto, Turquía ya advertió a EE.UU. que la aprobación de la resolución podría perjudicar la cooperación entre ambos países y suponer un revés para las negociaciones encaminadas a abrir la frontera con Armenia.
Turquía y Armenia firmaron en octubre del año pasado un histórico acuerdo que, una vez ratificado por los parlamentos de los dos países, permitirá el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la apertura de la frontera común.