El pontificado de Benedicto XVI tuvo varios hitos, pero uno de los más significativos fue la labor de enfrentar los casos y acusaciones de abuso sexual contra sacerdotes al interior de la Iglesia Católica. Desde llamar a retiro a Marcial Maciel hasta la investigación de los Legionarios de Cristo y las reuniones con las víctimas, la labor del Papa se vio enfrentada a diversas críticas.

En 2008, enfrentado a diversas acusaciones de abusos sexuales contra sacerdotes, Benedicto XVI dijo sentir "vergüenza" por los hechos denunciados durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Australia. Desde ese momento, el pontífice se reunió en varias ocasiones con víctimas de abusos, prometiendo tomar medidas y señalando "compartir el dolor" de lo sucedido.

A pesar de sus esfuerzos por investigar y enfrentar los casos de abusos, el sumo pontífice tuvo que enfrentar las críticas por no haber hecho algo antes, en su rol como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Sin embargo, en una carta escrita en 1988, ya había hecho alusión a la "dificultad" para expulsar de la Iglesia a los sacerdotes pederastas.

Una de las acciones más reconocidas en los casos de abusos sexuales fue la intervención e investigación contra una serie de sacerdotes de la congregación de los Legionarios de Cristo, fundada por Marcial Maciel. Tras la investigación, el Papa decidió reformar la congregación y reconoció que el caso fue enfrentado con "mucha lentitud y retraso".