Se trata de un adelanto de este proyecto -cuyo resultado final se presentará en Londres en octubre- en el que más de 2.000 científicos vienen trabajando desde hace diez años para elaborar un registro de todas las criaturas que habitan los océanos del planeta.

Desde los polos a los trópicos, dicen los investigadores, hay 230.000 especies de plantas y animales, por lo menos mil especies nuevas ya descritas y miles más por descubrir.

¿Pero cómo se hace un inventario de los organismos marinos? Siendo el mar un espacio inconmensurable y sin fronteras, ¿cómo hacen los científicos para contar las especies de moluscos, bacterias y peces sin terminar contándolas dos veces o sin perecer por la confusión en el intento?

"Contar a los organismos en el mar es mucho más difícil que hacerlo en tierra, porque las especies están bajo el agua y nosotros en el agua, obviamente, no respiramos", le dice a BBC Mundo Patricia Miloslavich, Profesora de la Universidad Simón Bolivar de Venezuela e Investigadora titular del Censo de la Vida Marina. "Eso de por sí ya implica una logística mucho más compleja", añade.

Por otra parte, "el océano representa el 70% del planeta", o sea, más del doble que la superficie de tierra y además, si hablamos de criaturas que viven en el mar, "hay que recordar que la profundidad promedio del océano es de 4.000 metros", explica la investigadora.

METODOS VARIADOS
Para poder hacer un registro lo más preciso posible los científicos recurren a una variedad de métodos según de qué seres vivos se trate y la región que habiten.

"Para hacer un muestreo de organismos muy pequeños, como los microbios o el plancton, se utilizan redes con mallas de un diámetro pequeño. Se pasan por largas distancias con un barco, durante un tiempo determinado y una velocidad determinada, y luego se ven bajo la lupa", comenta Miloslavich.

En el caso de las bacterias, se toman muestras de agua y se extrae el ADN de las que se encuentran allí.

Si de lo que se trata es de peces, ahí la tarea se torna relativamente más sencilla.

"Por un lado, tenemos muchísima información que proviene de los pescadores, que saben qué peces viven en la región, y las estadísticas pesqueras recogidas a lo largo de 50 u 80 años", dice Miloslavich.

Esto sirve particularmente para registrar el declive en las poblaciones de especies comerciales, como el atún o el tiburón.

TAXONOMO, ESPECIE EN EXTINCION
Las técnicas de muestreo en los peces también varían según la región.

En los medio ambientes costeros, como en los arrecifes de coral, el conteo se hace dentro del agua. "El buzo tira una línea, que se llama transecta, y va buceando a una velocidad constante y anotando en una tablita que se puede sumergir bajo el agua, cuántos animales ve y de qué especies son", le dice a BBC Mundo Miloslavich.

Eso sí, aclara la experta, "la persona debe estar muy bien entrenada, conocer las especies y saberlas identificar. Cuando tiene dudas, trata de recolectar al individuo en cuestión para llevarlo luego a un taxónomo para que lo identifique".

Si bien algunos animales u organismos son más fáciles de recoger que otros, si se trata de especies nuevas, una vez que están fuera del agua, el proceso es el mismo: se suman a una larga fila de especies que, como si se tratara de un consultorio médico, esperan su turno para que el taxónomo trabaje en su clasificación y en la búsqueda de un nombre que las identifique.

Allí el proceso se vuelve a complicar o, al menos, a demorar. "Es que los taxónomos son en sí una especie en extinción. Las generaciones jóvenes no han tenido mucho estímulo como para pasarse la vida bajo una lupa, contándoles las patitas a un cangrejo o los pelitos a un camarón.... En el mundo quedan muy pocos, e incluso, algunos grupos taxonómicos, ya no tienen expertos", dice la investigadora.

Mientras queden todavía algunos, para las especies, la espera valdrá la pena.