"Cómo conversamos más y mejor las cosas puede ser un desafío para este gobierno"
La ministra Segpres, Ximena Rincón, enfrenta el bajo respaldo a las reformas impulsadas por La Moneda. En medio del escenario de incertidumbre generado por la baja en las expectativas económicas, la secretaria de Estado sostiene que el cronograma de proyectos del gobierno no será alterado.
A seis meses de la instalación del gobierno, la ministra de la Secretaría General de la Presidencia, Ximena Rincón (DC), enfrenta un inesperado remanso: aparece como una de las figuras mejor evaluadas del gabinete. Un posicionamiento que le permite enfrentar el escenario de reformas pendientes -laboral, política y constitucional, especialmente- con mayor tranquilidad.
¿Comparte la idea de que hoy el principal problema político del gobierno es el escenario económico?
No me atrevería a decir que el escenario económico es el principal problema. Cuando la Presidenta se bajó del avión y aceptó ser precandidata, ya advertía que la economía estaba en una situación compleja, lo dijimos en la discusión presupuestaria siendo oposición al gobierno del Presidente Sebastián Piñera. Es un elemento que esto en una propuesta de gobierno tan transformadora hace más complejo todo, porque son reformas estructurales, y hacerlas en un ciclo económico como el que tenemos es un desafío mayor, requiere de más coordinación en los mensajes, de ser capaces de transmitir lo que pretenden y el objetivo final de las reformas. Obviamente, se hace más difícil todo, pero también más desafiante, por lo que significan las reformas en sí mismas.
¿Parte de esas complejidades nuevas que genera el escenario económico obliga a potenciar la búsqueda de consensos en torno a las reformas?
El desafío de la Presidenta, y lo ha dicho desde que partió el gobierno, y antes, es ser capaces de impulsar esta agenda de transformación, y todos los que nos ayuden y se sumen, bienvenidos sean. No es el consenso el que se busca, sino que la aprobación de las reformas y ellas requieren sumar voluntades. En la medida en que más voluntades se suman, más tranquilas, más pacíficas son. Pero el objetivo no es lograr el consenso, sino lograr la transformación.
Más allá de las advertencias que pudieron haberse hecho antes sobre el escenario económico, ¿la forma en que se plantearon las reformas pudieron haber incidido también en el clima de desconfianza que acompaña la desaceleración?
Son sólo algunos los que han planteado eso. La verdad es que los propios empresarios han sostenido que la desaceleración no es producto de las reformas. Hay que ser súper claros desde el gobierno en señalarlo. El desafío nuestro es lograr reinsertar el discurso respecto de la importancia y la trascendencia de estas reformas. Chile en el concierto internacional siempre es señalado como ejemplo por sus buenos niveles y estándares de políticas públicas, el nivel de eficiencia, el cumplimiento, en fin. Pero donde tenemos la nota roja es en la equidad o en la desigualdad, y ese es un desafío que está en el programa de gobierno en forma transversal, en todos los ejes de transformaciones.
El presidente de la DC dijo en una entrevista en Pulso que, más allá de la situación heredada, se han "generado ruidos" a partir de temas "mal planteados" que pudieran haber afectado en el clima económico…
En el comité político donde compartimos con Ignacio y con los presidentes de partidos, todos los lunes, este tema ha estado más de una vez expuesto, en el sentido de que tenemos que ser capaces de poner los focos en el mensaje transformador de cada una de las reformas y no quedarnos en la discusión pública, en los detalles o en las cosas más técnicas. Creo que allí todos tenemos que hacer un esfuerzo, porque muchas veces los legisladores, entendiendo que están en el cumplimiento de su rol, hacen puntos o inflexiones respecto de cosas que son más bien detalles desde el punto de vista del sentido mismo del proyecto.
Como encargada de llevar la agenda legislativa, ¿no cree que la situación económica da para revisar los plazos y las prioridades que se había trazado el gobierno? ¿O es de las que creen que el cronograma debe mantenerse tal cual?
En el cumplimiento del programa hemos ido poniendo los acentos en aquellas reformas desde el punto de vista legislativo que sean reactivadoras, que sean impulsadoras, que vayan destrabando. Lo dijo, por lo demás, la Presidenta al señalar de qué manera podíamos identificar, por ejemplo, en temas tan específicos como la capacitación, aquellos puntos donde se requería dar un impulso en transporte, en salas cuna, jardines infantiles, para ir generando aquella necesidad que se está identificando en cada uno de los sectores. Por lo tanto, nosotros obviamente, con las señales que nos va dando el país en todo tipo de ámbitos -el económico, el social, en fin-, tenemos que ser capaces de ir poniendo los impulsos a la agenda tanto legislativa como de materialización del programa.
¿Y qué pasa con proyectos que generan resquemor entre los empresarios, como la agenda laboral?
En la agenda laboral siempre uno se encuentra con la discusión de que cuando los ciclos son bajos, no hay que hacerla, porque eso puede golpear, y cuando los ciclos son altos tampoco hay que hacerla, porque para qué si estamos tan bien. Creo que allí, y voy a usar las palabras de la Presidenta y del propio ex Presidente Frei, en los programas de gobierno, en la gestión y conducción de un gobierno, es la convicción la que nos tiene que mover, no para destruir, sino para que cuidemos nuestro capital, y éste, en primer lugar, es la persona, el trabajador y en eso creo que todos tenemos que coincidir. ¿Cómo lo hacemos? El dinamizar es parte de la inteligencia y la audacia, que tenemos que tener todos los que estamos en la política y en el mundo del emprendimiento, pero no podemos siempre encontrar una excusa para no hacernos cargo de las protecciones que los trabajadores requieren. Los trabajadores son el capital más importante de una economía, y tenemos que ser capaces de cuidarlos e incorporarlos al desarrollo.
O sea que los actores económicos que esperan una postergación de este tema como una señal del Ejecutivo para la reactivación pierden su tiempo, porque el gobierno no va a transar en eso…
Prefiero quedarme con este gran acuerdo que hay entre el empresariado y la CUT en orden a una agenda laboral importante. Espero que seamos capaces de sentarnos, conversarla e impulsarla. Dentro del último cuatrimestre va a ser enviada a discusión parlamentaria la parte que falta de la agenda laboral -que tiene que ver con sindicalización, con el reemplazo en huelga y varios aspectos más, que en su minuto explicará la ministra Blanco- y espero que seamos capaces de enfrentarla con madurez, con altura de miras, pensando en las familias.
Otra reforma que genera cierta incertidumbre entre los actores económicos es la de la Constitución. Al parecer, tampoco habrá una señal en ese tema, porque se dijo que se presentará de todas formas en enero.
La que fija la hoja de ruta es la Presidenta y ella ha dicho que la nueva Constitución va a ser debatida el 2015. La Constitución o el pacto constitucional es aquel acuerdo que un país se da respecto de las reglas de su institucionalidad, pero también de sus derechos fundamentales y, por lo tanto, no es algo baladí, no es una discusión de un proyecto más. Esto supone un trabajo dentro de un marco democrático, con participación e institucional, y por eso la Presidenta ha dicho que no es parte del debate de este año, que es parte del debate que vamos a hacer a partir de 2015. Este año estamos con varias reformas no menores, la tributaria, la educacional, las reformas políticas y tenemos una agenda laboral intensa.
¿Y usted comparte esa afirmación que dice que una Constitución resuelta en el seno del Congreso carecería de la legitimidad que se requiere para un cambio constitucional como el que se plantea?
No creo que es algo que pueda resolverse tan fácilmente como para decir en tal fecha mandamos un proyecto de ley y el Congreso resuelve. Creo que si se hiciera así, probablemente generaría mucho ruido, es un tema que tiene que ser parte del proceso de debate y de análisis, y si fuera tan fácil resolverlo, ya estaría encaminada la redacción de algún texto que el Congreso pueda debatir.
A seis meses de gobierno, ¿sigue creyendo que fue una buena apuesta renunciar al Parlamento para asumir como ministra?
No hay nada más desafiante que poder aportar desde el gobierno en un programa tan transformador como el de la Presidenta, y lo digo con absoluta convicción. Hoy día celebramos 50 años desde que Eduardo Frei Montalva ganó la presidencia de Chile, y cuando uno mira el programa de su gobierno en un país absolutamente distinto al que tenemos hoy, desde el punto de vista de la modernidad, de la infraestructura, de los recursos, del nivel de educación, y ve lo transformador... y llegamos al día de hoy y vemos la envergadura del programa de la Presidenta, la verdad es que no puede haber nada más motivante. Era una apuesta de un alto riesgo, es estresante, tensionante, pero desde el punto de vista de sentirme aportando a algo tan importante, la verdad es que agradezco a la Presidenta la invitación.
Pero está el tema de las dificultades. ¿Cómo recibe que se haya instalada la idea de que estos seis meses son plazo suficiente para hacer una evaluación sobre la continuidad de algunos ministros?
La verdad es que no es algo que nosotros veamos en las reuniones con los presidentes de partidos, ni con los parlamentarios, esto no está en nuestras conversaciones diarias. Sí, por cierto, hay manifestación de preocupaciones respecto de tal programa o cuál gestión o ley, pero no está instalada la evaluación. Ahora, nosotros estamos en evaluación permanente, porque estamos todos los días pendientes de ir desarrollando los compromisos presidenciales.
Usted dice que no se lo plantean directamente, pero el tema de la evaluación del gabinete se plantea de manera pública, sale en los diarios, en la TV, ¿hay un doble discurso de quienes lo plantean?
¿Sabes lo que me pasa?, que he hecho el ejercicio de preguntar. Les digo 'oye, tú opinaste tal cosa'. 'No, Xime, la verdad es que me llamaron y me preguntaron si yo creía que había que evaluar y, chuta, siempre hay que evaluar'. Entonces, insisto, no es un tema que sea parte de nuestro día a día.
¿Quiere decir que usted se ha sentido todo lo respaldada que hubiese querido en su cargo? ¿No ha tenido dificultades para conseguir apoyos para la agenda legislativa?
Hasta ahora estoy súper contenta. Quizás por haber estado en el Parlamento cuatro años, mi relación con las bancadas de todos los colores políticos es bien grata. Valoro y reconozco el trabajo que hacen diputados y senadores, no siempre se alcanza a advertir todo el esfuerzo y trabajo que hay detrás de la labor parlamentaria.
¿Y con la DC? ¿Cuánto la complica el hecho de que su partido sea el que más diferencias mantiene con el gobierno?
Es desafiante, sin lugar a dudas, es uno de los partidos que está en el detalle de las discusiones, pero también es súper ordenado para trabajar. Ustedes han visto el acuerdo que acaban de firmar quienes están en el tema educacional de la DC, Ignacio Walker, Yasna Provoste, Mario Venegas y Jorge Pizarro. Me siento orgullosa de los parlamentarios de mi partido, por el nivel de acuciosidad que han desarrollado y lo que supone ese proyecto: un respaldo a lo que la Presidenta Bachelet quiere hacer.
Eso en lo legislativo, pero en lo político, ¿comparte las declaraciones y acuerdos de la DC en las últimas semanas en relación al gobierno?
No me meto en la actividad partidista, porque no está en mi rol, y eso es parte de las definiciones que ellos han ido tomando.
No se puede obviar que la relación de la DC con este gobierno ha sido tensa, caracterizada por una serie de tiras y aflojas, que ha llevado a altos dirigentes incluso a acusar que no se les escucha...
Creo que hubo un punto que marcó Ignacio (Walker) respecto del tema en educación, y se ha superado, están trabajando con equipos técnicos y políticos con el ministro y sus equipos. Yo supongo que eso es parte de las cosas que han ido mejorándose.
¿Y las intervenciones de Gutenberg Martínez? El ha planteado una crítica directa, amplia, al gobierno.
Me quedo con lo que es el día a día. Como dijo la Presidenta, lo que recibimos es respaldo de la DC en las iniciativas de gobierno.
La DC ha planteado también adelantar para principios del próximo año el debate sobre sus candidatos presidenciales. Usted en la junta nacional planteó la necesidad de abordar el tema presidencial y de que el partido levante cartas propias…
Lo que dije es que había quienes trataban de imponernos liderazgos desde afuera, no dije nada sobre generar ahora eso, porque no me parece oportuno.
¿Cuando dice que le tratan de imponer liderazgos a la DC se refiere a Enríquez-Ominami y a Velasco?
Exactamente. Estoy convencida de lo que dije en ese sentido, de que no me parecía que nos impusieran liderazgos desde afuera, refiriéndome a ambas personas. No dije nada más. Creo que tenemos una hoja de ruta en el gobierno tan rica, intensa, exigente, que nosotros al menos estamos concentrados en sacarlo adelante.
Usted, públicamente, ha expresado sus aspiraciones presidenciales, ¿las metió en el congelador o todavía las tiene presentes?
Yo explicité mis intenciones en su minuto y competí en una primaria. Hoy día acepté la invitación de la Presidenta y estoy abocada a sacar adelante y ayudar a que salga adelante este programa de gobierno.
¿Qué le parece que encuestas como la Adimark estén mostrando un aumento en el rechazo ciudadano a las reformas?
Nos alerta sobre la necesidad de trabajar con mayor ahínco para mostrar con mayor claridad a quienes votaron por nosotros lo que estamos haciendo para cumplir la palabra, para avanzar hacia un país más justo y democrático, emparejando la cancha en educación, salud, empleo, calidad de vida.
¿Le sorprende la magnitud de la caída?
La verdad es que no, primero porque, en materia tributaria, a nadie le gusta pagar más impuestos. Y, por lo tanto, cuando tienes una campaña en los medios tan dura respecto de lo que esto significa, tener un resultado de esa naturaleza, la verdad es que a nadie le podría sorprender. Creo que el desafío nuestro es cómo ser capaces de instalar la trascendencia y beneficios que tiene esa reforma tributaria para las personas. Creo que allí puede estar, obviamente, el déficit en nuestro trabajo.
¿Esa cree usted es la principal autocrítica que deba hacerse el gobierno al cumplirse los seis meses, lo del déficit en el tema comunicacional?
No lo estoy pensando en el tema comunicacional puro y frío, sino en que nosotros hayamos fallado desde el punto de vista de involucrar a los distintos actores en la discusión de lo que esta reforma significaba, pese a que fueron temas debatidos durante meses en la misma campaña. La Presidenta lo asumió como un desafío, tiene convicción respecto de las reformas y todo su equipo la tiene, y el cómo hacemos nuestro trabajo prelegislativo, cómo somos capaces de involucrar a los actores, cómo conversamos más y de mejor manera las cosas puede ser un desafío aún no cumplido.
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