Un narcotraficante (El reemplazante), un mapuche (Sitiados) y un carabinero (Juana Brava) son los personajes que ha realizado Gastón Salgado en la pantalla chica. Todos ellos han sido secundarios y ninguno hizo que el actor de 30 años le dedicara tantas semanas antes de interpretarlo frente a las cámaras. Eso, hasta ahora. Actualmente, Salgado está involucrado en Martín Vargas, el ex boxeador, su nuevo desafío profesional y su primer protagónico en una miniserie de televisión: Pega Martín pega, ganadora de un fondo del CNTV y que tiene estipulado emitirse por Mega.   

"Para interpretar a Nehuén en Sitiados tuve que subir ocho kilos. Pero eso fue solo algo estético. Acá, hay un cuento más profesional porque me tengo que convertir en boxeador. Tengo que ser capaz de subirme a un ring y saber pelear como un boxeador, con el contrincante que sea. Todo es muy técnico. Sé que al final todo será una coreografía, pero quiero que los movimientos sean orgánicos. No quiero dar jugo", explica el oriundo de San Joaquín.

Su rutina de entrenamiento comenzó los primeros días de este año en un gimnasio de Las Condes, donde dos profesores de boxeo, cuatro días a las semana y durante una hora, le traspasan sus conocimientos sobre el ring. Luego, ejercita  con el personal trainer que lo acompaña hace ya tres años. Lleva un mes sin fumar, también dejó el alcohol y la próxima semana se reunirá con una nutricionista para controlar su dieta. De los 76 kilos que pesa, debe llegar a los 68, para tener una estructura física muy parecida a Vargas, que peleó en peso mosca.

Todo esto puede parecer un verdadero sacrificio, pero Salgado despunta rigurosidad en su trabajo y asegura que todo lo está haciendo porque "quiero que el resultado sea bueno. Queremos controlar todos los elementos que sean necesarios para esta transformación física. La idea es hacer a Martín Vargas tal cual, aunque sé que con el peso no podrá ser tan exacto porque yo soy mucho más alto que él". 

Cada vez que el actor entrena se preocupa de golpear de la misma forma que lo hacía Vargas y que lo instaló como una leyenda del deporte nacional. Para lograr la perfección de los movimientos, tanto él como sus entrenadores han estudiado minuciosamente las múltiples peleas del hombre que hoy tiene 60 años. Mientras más se interioriza en estos pugilatos, Salgado comprende que “cada boxeador tiene sus características. Nos estamos fijando  en cada detalle de cómo se mueve, qué tipo de golpes tiraba, si tenía o no estrategias. Queremos reflejar cómo él peleaba y se comportaba”.

El paso siguiente es compartir con Vargas para lograr conocerlo en la intimidad, más allá del ring y más allá de los registros que hay de él en la prensa. Para esto, Salgado ya lo contactó y ya se presentó. "Es muy simpático y una gran persona", reflexiona sobre ese primer encuentro, en el Estadio Nacional, y refuerza: "Le dije que quiero ser su sombra durante tres meses. Le dije que quería conocerlo de verdad, y me dijo que no tenía ningún problema. Lo rico es que él está muy dispuesto a ayudarme y a que se conozca su historia, con todo lo que eso significa, conflictos, errores, triunfos, hazañas".  

Todo esto tiene motivado al actor que no tiene contrato con ningún canal, ya que prefiere escoger los proyectos en los que participa. Además, por ahora, no pretende trabajar en una teleserie, simplemente porque no le interesa ese formato. Lo suyo, según asevera, es el cine, el teatro y las series.

En Pega Martin pega, Salgado ha tenido la posibilidad de volver a relacionarse con Juan Francisco Olea, el director, y con Cristóbal Zapatas, productor ejecutivo. A ambos los conoció cuando estaba en la escuela de teatro, y declara que "trabajar con ellos es como algo romántico porque nos conocemos hace mucho tiempo. Este proyecto tiene una estrella especial porque hay muy buena onda entre todos, y eso me hace sentir que haremos un excelente producto para la gente. La historia de Martín Vargas es demasiado buena, fue un personaje que representó a muchas personas. El es un héroe y Chile tiene muy pocos héroes. Es nuestro Rocky".

Más allá de todo el proceso estético en el que está trabajando arduamente, Salgado está preocupado en dar con el tono preciso de Vargas. Para eso, practica, por ejemplo, el hablar en tercera persona, una característica indiscutible del ex boxeador. "Mi trabajo real es descubrir a esta persona, más allá de lo que él me diga. Quiero ver más allá y saber si me está ocultando algo".