Los 10 rápidos toques de una campana, que para miles de niños se traduce a diario en el término de clases, tiene un especial significado para las educadoras de jardines infantiles ubicados en zonas conflictivas del área sur de Santiago: ese llamado es el inicio de un plan de emergencia por balaceras entre bandas rivales.

El martes cinco menores y una parvularia resultaron heridos tras ser alcanzados por una lluvia de perdigones en la población El Castillo, de La Pintana. Si bien el disparo lo habría realizado un locatario para repeler un asalto, los enfrentamientos y tiroteos callejeros no son desconocidos en los recintos educacionales del sector. Tampoco para los docentes y niños de la población La Legua, en San Joaquín.

Margarita, residente del sector, asegura que "las balaceras en la zona son muy frecuentes. Es cosa que carabineros se vayan para que drogadictos se tomen las calles". A poco más de 10 kilómetros del lugar, en la población El Castillo, en La Pintana, Laura da cuenta de una realidad similar: "las peleas por droga nos han afectado a todos. Hemos pedido por todos los medios que esto se detenga".

El prefecto de Carabineros de la zona sur, coronel Renato Avello, enfatiza que "en los sectores más vulnerables hay enfrentamientos entre bandas delictuales; sin embargo, este hecho (el disparo al jardín infantil) no es algo habitual". El oficial añadió que “se ha intensificado el trabajo de las patrullas comunitarias que visitan colegios, juntas de vecinos y jardines infantiles para conocer su situación y evitar  que ocurran delitos".  Según Carabineros, al menos siete comunas poseen establecimientos educacionales radicados en sectores de "alto compromiso delictual". La Pintana tiene 23 jardines infantiles en estos sectores.

PROTOCOLO ANTE BALEOS

Debido a esta realidad, algunos establecimientos educacionales de sectores vulnerables adoptaron protocolos especiales para afrontar situaciones de emergencia que pongan en riesgo la integridad de los menores. A través de sus llamadas "zonas seguras", los niños identifican cuál es el lugar donde se deben ubicar una vez que la campana, el megáfono o el silbato comience a sonar. Mónica Vásquez, directora de promoción y protección de la infancia de la Fundación Integra, dice que "los procedimientos para llevar a estos niños a zonas seguras buscan afrontar de la mejor forma estas situaciones".

Doris Cifuentes es directora del jardín infantil Los Alerces, de la población La Legua. Según la docente, existe un protocolo para distintas emergencias como temblores, incendios y fugas de gas. Pero también para hacer frente a las balaceras (ver recuadros).

"En todas las salas tenemos el plan de evacuación y éste dice qué hay que hacer en caso de dos campanadas, de tres campanadas, que sirven para recordarles a las parvularias qué deben hacer", asegura. El establecimiento cuenta con medidas de seguridad especiales para afrontar estas situaciones de emergencia. Una de ellas es el reforzamiento de las paredes y cunas de seguridad enviadas por la Fundación Integra, la cual posee ruedas para trasladar a los niños desde la sala cuna hasta el patio del recinto durante situaciones de crisis.

El trabajo con los niños, sin embargo, es trascendental al momento de vivir una emergencia real. "Durante una balacera, por ejemplo, hay que ponerse en el suelo, que es lo más seguro que tenemos dentro de las salas y cuando se calma, vamos afuera y nos ponemos en nuestra zona de seguridad que está en el patio. Los niños quedan rodeados por todo el personal y estamos todas organizadas, una con una llave, otras con un timbre, y otra con un teléfono", comenta la directora.

Cifuentes asegura que además de estar preparados para afrontar catástrofes naturales, la dirección debió adoptar medidas ante un hecho que escapa a la fuerza de la naturaleza: "En La Legua se escuchan balazos con mucha frecuencia (...) los papás nos pasan el dato, nos dicen 'tía no se puede entrar a La Legua está cerrada', porque ellos saben que los niños estando dentro del jardín infantil están seguros". Los funerales de delincuentes es otra de las ocasiones donde las armas se toman las calles. En este sentido, la educadora asegura que son las mismas familias "quienes nos dicen, 'hoy llega tal persona, le preguntamos a qué hora llega, y ya sabemos que hay recibimiento con balazos, o si pasa un cortejo fúnebre'".