"Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal para el que he vivido. Es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir". En abril de 1964, Nelson Mandela pronunció ese ya mítico discurso como defensa durante el juicio en su contra.
Sin embargo, pese al término del apartheid en 1994, Sudáfrica se ha convertido en uno de los países más desiguales del mundo y todavía son muy visibles las diferencias entre negros y blancos.
Así lo dieron a conocer las cifras del último censo, realizado en 2011 y divulgado el año pasado, las cuales revelaron que el país tiene una población de 52 millones de habitantes, de los que el 79% son negros y 9,2% blancos. Las estadísticas señalaron, también, que si bien el ingreso de los hogares de negros había aumentado en casi 170% en los últimos 10 años, todavía siguen ganando entre cuatro y cinco veces menos que los blancos.
En esta misma línea, el informe del centro de estudios Instituto de Relaciones de Raza de Sudáfrica, dado a conocer en septiembre pasado, reveló que el nivel de pobreza relativa para los negros es de 42% mientras que para los blancos es de 1%. Si bien las cifras revelan una situación dramática de desigualdad, que se ha visto plasmada en una noción de poco avance en la transformación racial del país, el informe aclara que en los 19 años desde que el apartheid terminó se ha avanzado considerablemente. Por ejemplo, en 1994 había un promedio de 4,9 negros que no tenían trabajo o dependían de una persona negra que sí trabajaba. Este año esta cifra ha caído a 3,3. La cifra de negros que cuentan con un trabajo casi se ha doblado desde 1994.
La proporción de negros, mestizos e indios, que poseen cargos gerenciales también se ha doblado desde 2000, de 13% a 24% del total en 2013.
Según la cadena BBC, el partido del Congreso Nacional Africano (CNA), organización a la que pertenecía Mandela y que ha estado en el poder desde 1994, ha sido cuestionada por no emprender un programa económico que beneficie a la mayoría. De hecho, el partido se ha visto envuelto en batallas ideológicas internas y se ha visto salpicado por muchas denuncias de corrupción.
"El objetivo fundamental de Mandela durante sus cinco años como presidente fue cimentar las bases de la nueva democracia, alejar la perspectiva de una contrarrevolución terrorista de la extrema derecha armada. Y lo consiguió. Sudáfrica, pese a todos los problemas que hoy tiene (problemas que comparte con docenas de países, después de haberse deshecho de la épica y terrible singularidad que en otro tiempo le distinguía del resto del mundo), es una democracia estable, mucho más respetuosa con el imperio de la ley y la libertad de expresión", explicó el periodista John Carlin en una columna publicada en el diario The Independent sobre la situación actual en Sudáfrica.
La complejidad de la vida en el país se puede ver en lo que ocurrió a mediados de agosto de 2012, cuando la aerolínea nacional South African Airways (SAA) puso un aviso de vacantes para el programa de entrenamiento de pilotos. Llegaron dos postulaciones de personas con los mismos antecedentes académicos, pero con una diferencia: uno era blanco y el otro era negro. El primero recibió una carta de rechazo inmediatamente, mientras que el otro siguió avanzando en el proceso de selección. El hecho provocó las críticas del partido de oposición Alianza Democrática, que señaló que el "proceso de reconciliación iba retrocediendo".
No obstante, el tema es aún más complejo, debido a que -según explicó la aerolínea en un comunicado- en la actualidad el 85% de los pilotos son blancos, lo que significa que el restante 15%, se reparte entre negros, mestizos e indios.
Por otro lado, el periodista de la BBC David Mazower, señaló que en la Sudáfrica post-Mandela, la mayoría de los negros siguen viviendo en pobreza y la tan anhelada reforma agraria se ha encaminado con mucha lentitud.
Para 2014, el gobierno sudafricano se propuso transferir 30% de las tierras cultivables a sudafricanos negros.
Mandela le hizo una concesión clave a los gobernantes blancos al garantizarles los derechos de propiedad y al abandonar sus planes de nacionalización, según el analista del Servicio Africano de BBC, Farouk Chothia.
"Como resultado, la economía y la tierra se mantienen mayoritariamente en manos blancas, con muy pocos negros -vinculados con el CNA- beneficiándose de las riquezas del país. Si Mandela no hubiese hecho esas concesiones económicas, los blancos no hubiesen cedido el poder político", indicó el analista sudafricano.