Se dice que la Zona Desmilitarizada (DMZ) que separa Corea del Norte y Corea del Sur es uno de los últimos vestigios de la Guerra Fría, parte de un conflicto que aún no ha sido resuelto y que se encuentra en un momento de tensión en la actualidad, con la amenaza de guerra por parte de Corea del Norte. De desmilitarizada tiene poco. De hecho, es una de las zonas más vigiladas y más fuertemente armadas del mundo: casi dos millones de soldados patrullan ambos lados, lo que se traduce en cerca de un millón de soldados norcoreanos, 600 mil surcoreanos y 37 mil estadounidenses. Fue establecida en 1953 como parte de la tregua luego de la Guerra de Corea, a lo largo del paralelo 38, mide 238 kilómetros y tiene cuatro kilómetros de ancho.

La forma de llegar es a través de tours que parten desde Seúl que se ubica a unos 40 kilómetros al sur.

Allí es posible visitar la zona de túneles secretos construidos por Corea del Norte que fueron descubiertos en la década del setenta y uno durante los noventa. No obstante, advierten, solo se trata de tres pasadizos subterráneos. Según la versión surcoreana, estos túneles formaron parte de un plan de invasión de sus vecinos del norte. El túnel que está disponible para las visitas turísticas se encuentra a 72 metros bajo tierra, penetra la DMZ. Las paredes están pintadas de negro, ya que Norcorea quería hacer creer que allí había carbón. Antes de ingresar al lugar, el gobierno surcoreano señala que esta zona será un parque símbolo de la unificación donde "todos vivirán felices". La siguiente parada es la montaña de Dorasan, desde donde se puede observar un pueblo norcoreano a través de unos miradores. Lo que se observa es el pueblo de Gijeon-dong, conocido por los surcoreanos como "Villa de Propaganda".

Entre edificios y fábricas aparentemente abandonadas sobresale una enorme bandera norcoreana enclavada en un pedestal de 160 metros de altura, que compite con una bandera surcoreana, ubicada muy cerca, de 100 metros. Frente a Gijeon-dong se encuentra el pueblo surcoreano de Daesong-dong, conocido como "Villa de la Libertad". Sus 230 habitantes pagan menos impuestos por vivir en una zona de alto peligro, pero no pueden dejar sus hogares después de las 23 horas.

"A Pyongyang, 205 kilómetros", dice un cartel en el ingreso de la estación de trenes de Dorasan, la siguiente parada. Es la estación más cercana a Corea del Norte y una de las más modernas del país, pero sus andenes lucen vacíos. Desde el fin de la guerra en 1953, nadie ha tomado el ferrocarril a la capital norcoreana. Sin embargo, la vía férrea, cuya construcción concluyó en 2007, ha sido usada por vagones de carga, convirtiéndose en el principal gesto de acercamiento entre ambos países.

"Dorasan es ahora la estación más cercana al Norte, pero pronto dejará de ser la última estación del sur", dice otro cartel que apuesta por la unificación coreana.

La estrella del viaje es Panmunjeom, lugar compartido por las dos Coreas. Antes del ingreso, los visitantes pasan por una zona administrada por la ONU, en donde deben firmar un documento que dice que nadie se hace responsable en caso de que los soldados abran fuego. Allí se firmó el arminsticio entre ambos países en 1953 y es donde se reúnen las partes para negociar. Los guías advierten que se debe tener cuidado, ya que cualquier gesto puede ser interpretado como propaganda por parte de los norcoreanos. Los soldados del norte son jóvenes, delgados y miran con desconfianza. Los surcoreanos usan lentes oscuros y tienen los puños apretados.