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¿Cómo explicar a los niños la verdad sobre el Viejito Pascuero?

Especialistas dicen que imagen del hombre de rojo es sana cuando los niños la asocian a generosidad e inclusión. La mayoría dejar de creer cuando adquieren un pensamiento más concreto.

El Viejito Pascuero, Santa Claus o Papá Noel. Más allá del nombre, es la figura del hombre panzón, vestido entero de rojo, pelo y barba blanca, con el saco de juguetes al hombro la que concentra toda la emoción y ansiedad de los más chicos en cada Navidad.

Según el jefe de la Unidad de Psiquiatría Infantil de la Clínica Alemana, Alfonso Correa, la mayoría de los niños deja esta fantasía ente los cinco y los siete años cuando su estilo cognitivo cambia y su pensamiento se vuelve más concreto. "Cuando tienen hermanos mayores o mayor interacción con otros niños, el descubrimiento se realiza más temprano. Pero aunque nadie le diga la verdad, el niño o la niña igual se darían cuenta solos", explica.

Si no se hace demasiado alarde de la figura del Viejo Pascuero, conocer la verdad no implica un mayor impacto para los niños. "Hay muchos niños que pese a saber la verdad, se dan un espacio para seguir creyendo en su existencia porque su figura simboliza la gratuidad y generosidad, es entregar un regalo sin esperar nada a cambio. Como costumbre y rito es sano creer en su existencia cuando el mensaje de fondo, que es el que importa desde el punto de vista sicologico, es de gratuidad y genorisidad, es entregar un regalo sin esperar nada a cambio", indica Correa.

En muy pocos casos son los adultos los que deben tomar la iniciativa y aclarar su existencia. "Si se hace demasiado alarde y de pronto el niño está tan metido en la fantasia que pide y exige y exige, a tal punto que es necesario poner límites y explicar que no existe, es porque hubo un mal manejo previo, una sobredimensión de la invención", señala este psiquiatra.

Lo ideal, dice Corre es no hace tanto énfasis en esta costumbre.

La docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Guila Sosman, destaca que todo depende del modo en que los padres presentan la figura del Viejo Pascuero al niño.

"Si a través del Viejito Pascuero los padres logran transmitirle a sus hijos, de manera lúdica y por medio de la imaginación, valores como el respeto y la inclusión, la creencia sería favorable. Sin embargo, si se le atribuye al Viejito Pascuero la facultad de 'castigar' a los niños por sus conductas o rendimiento escolar, por ejemplo diciéndoles durante el año que si se portan mal el viejito no les va a traer regalos o no los va a querer, se puede estar haciendo un uso erróneo, toda vez que son los padres quienes deben disciplinar a sus hijos y ser las figuras de autoridad, a través de una comunicación sincera en conexión con personas, actos y consecuencias de la realidad", explica la especialista.

Entre los seis y siete años, dejan de creer, dice Sosman, porque a esa edad ya logran distinguir con más facilidad la realidad y la fantasía. “Sin embargo, hay que evaluar caso a caso, ya que esto depende tanto de la madurez del niño como de su entorno familiar y social. En etapas preescolares el niño requiere del pensamiento mágico para su desarrollo mental y los adultos, más que propiciar el tránsito de la fantasía a la realidad, deben acompañarlos en el recorrido que irán haciendo, de manera natural, en cada etapa vital”, aclar Sosman.

No es recomendable que sean los hermanos mayores los que rompan la ilusión. "Es necesario comunicar a los hermanos mayores que ya dejaron de creer en el Viejito Pascuero que no lo revelen hasta que los más pequeños puedan descubrirlo por sí solos".

¿Qué hacer si el niño o niña pregunta en forma directa si existe o no? Lo primero, explica Sosman es indagar qué está pensando el menor, si pregunta porque de verdad ya no cree en él o si está dudando. Contrapreguntar, "¿Qué crees tú? ¿Crees que existe?".

Otra alternativa es decirle que el Viejito Pascuero existe en la medida en que creemos en él. "Lo fundamental es que podamos empatizar e interpretar qué es lo que necesita y quiere al preguntarnos esto, para responderle de una manera que sea significativa y aclaratoria. Hay que entender que las fantasías muchas veces son una defensa ante una sensación de soledad, tristeza o ansiedad, que es importante poder identificar”, señala Sosman.

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