Calles abarrotadas de gente, malls repletos, y mucho calor. La escena es común a pocas horas de Navidad, y ante la desesperación y el estrés, muchos acuden a los clásicos calcetines, packs de colonias o ropa interior callejera. Pero independiente al gesto (apreciable por cierto), existen varios factores a considerar antes de adquirir un obsequio.
¿Qué queremos decir con los regalos que damos? ¿qué mensaje interpretamos del regalo recibido? Todo es subjetivo, y en muchos casos un objeto pequeño y barato puede significar más que uno costoso y extravagante. Aún considerando que la idea no es incentivar al consumismo, la ciencia ha intentado adivinar qué buscan humanos en estas fechas, llegando a la conclusión que por muy buenas intenciones que se tengan, esto no necesariamente nos lleva a buenos regalos.
Por lo menos, existen varios consejos a considerar no sólo en Navidad, sino en todo el año.
En la cena, usa la psicología
Si no tienes muchos medios o no eres muy buen cocinero, usa la psicología. Tal como en los restaurantes, puedes manipular el ambiente para mejorar la experiencia a los comensales con buena iluminación, música, cubiertos, decoración, etc. De esta forma, por más simple que sea el plato, la sensación final será distinta. Para comprobarlo, Brian Wansink, un psicólogo alimenticio en la Universidad de Illinois, realizó un experimento donde ofreció a dos grupos de estudiantes el mismo brownie en distintas presentaciones: uno en una servilleta y otro muy adornado en un plato fino. ¿El resultado? el primer grupo afirmó que pagaría 57 centavos, mientras que el otro casi el doble.
El siguiente experimento tuvo que ver con el nombre del plato. Albóndigas en lata vs "albóndigas gourmet, receta de la casa". Si bien se trató del mismo alimento, el primer grupo indicó que el sabor le era "normal para ser comida enlatada", mientras que el otro aseguró que tenían muy buen sabor.
En este sentido, el estudio señala que lo mejor es apelar a tres factores: cocina internacional (platos franceces o italianos), sensación (cremoso, levemente picante con toques de alguna especia), y nostalgia (hecho en casa, gourmet, tradicional). Asimismo, el efecto puede profundizarse instando a los comensales a descubrir los distintos sabores mezclados en el alimento, siempre hablando de dónde adquiriste los productos. Además, utiliza un vino bien presentado, sin olvidar mencionar los olores frutales y la textura del líquido. Todo esto hará que su cerebro preste atención a los pequeños detalles y los hará pensar que se trata de una cena de gran factura.
Sólo dale lo que quiere
Parece la letra de una mala canción, pero el menos reflexivo y simple de los consejos es el mejor para hacer buenos regalos. Un estudio de 2011 tomó a dos grupos de personas: uno entregaba o recibía regalos en una lista imaginaria y en otra, se repetía la experiencia pero con obsequios reales de matrimonio. En todos los casos, las personas declararon que deseaban que su "donante" se apegara a la lista. Sin embargo, al momento de regalar, adivinaron incorrectamente que los obsequios "inesperados" o fuera de la lista eran los más apreciados.
No temas entregar el mismo regalo para varias personas
Cuando la gente compra obsequios para varios amigos a la vez, tienden a poner más énfasis en la búsqueda de regalos únicos para cada individuo, incluso cuando la elección no es del todo correcta, y quienes reciben el regalo no se conocen entre sí, según un estudio de este año. Por ejemplo, si no sabemos qué regalar y salimos de compras al mall, la primera compra será mejor que la segunda o tercera, disminuyendo en categoría.
Ponte en el lugar del otro
Trata de imaginar lo que las alguien compraría por sí mismo. Suena simple y obvio, pero el estudio anterior también reveló que ponerse en el lugar del destinatario no es el primer instinto natural en los humanos. El temor a parecer aburridos y predecibles a veces puede arruinar un buen regalo.
No seas extravagante o rebuscado
Un estudio de principios de 2014 reveló que la mayoría de la gente realmente prefiere un regalo sencillo, conveniente y útil en vez de uno complejo, incluso si este último es más costoso y de mejor calidad.
Pensar es lo que cuenta
Una investigación de 2012 señala que cuando las personas reciben un regalo, por más raro y único que sea no lo reciben con tanto aprecio hasta que explicamos la razón que nos llevó a elegirlo. La idea es reflexionar sobre los detalles y gustos de la otra persona.
No vincules regalos costosos con regalos pequeños
Si adquieres una entrada para KISS, por ejemplo, y lo unes a un libro, por muy interesante que sea este último siempre pasará a segundo plano, de acuerdo a una investigación de 2012. Los artículos impresionantes parecen más cuando lo son por su cuenta.
¿Dinero en efectivo?
La última opción es la menos personalizada y quizá la menos recomendable, pero ante la duda y si estás totalmente desesperado, hay quienes también aprecian el gesto. El mismo estudio que hablaba de darle a las personas lo que quieren asegura que aunque no lo pidamos de forma explícita, a veces queremos el dinero para adquirir lo que deseemos. Para ello, la investigación consultó a los voluntarios qué era lo mejor: un regalo inesperado o 7 mil pesos. Finalmente, la mayoría se inclinó por el dinero.
Fuentes:
"How to make Christmas dinner taste better without changing the food", The Telegraph
"The psychology of the perfect Christmas dinner", New Scientist
"Give them what they want: The benefits of explicitness in gift exchange", Journal of Experimental Social Psychology
"Over-Individuation in Gift Giving: Shopping for Multiple Recipients Leads Givers to Choose Unique but Less Preferred Gifts", Royal Science Research Network
"Receivers than to givers: A construal level approach to gift giving", The Journal of Consumer Research
"Exaggerated, mispredicted, and misplaced: when "it's the thought that counts" in gift exchanges", The Journal of Experimental Psychology
"The Presenter's Paradox", The Journal of Consumer Research