Tal como las numerosas teorías científicas que intentan explicar qué ocurrió con el relato bíblico de la estrella de Belén, un astrónomo estadounidense afirma que el evento que inspiró a Pablo a convertirse al cristianismo y seguir a Jesús no fue un llamado divino del cielo, sino la explosión de un meteorito.
De acuerdo a la Biblia, Pablo -en aquél entonces conocido como Saulo- viajaba desde Jerusalén en una misión que buscaba a los primeros discípulos de Jesús para castigarlos. Sin embargo, en la ruta él y sus compañeros fueron cegados por una "luz brillante", que los dejó sin visión por tres días. Fue así como tras recuperar la vista se convirtió al cristianismo, anunciando que Jesús era el Hijo de Dios y que se convertiría en una importante figura para propagar la religión.
Para William Hartmann del Instituto de Ciencia Planetaria de Tucson, EE.UU., la versión es distinta, y afirma que el inexplicable fenómeno puede ser explicado analizando la Biblia y realizando un seguimiento a lo ocurrido astronómicamente en Damasco, Siria, hace más de 2.000 años.
En su estudio, publicado en "Meteoritics and Planetary Science" afirma que la "voz" o "llamado divino" de Pablo, se trató de la explosión de un meteorito de la misma magnitud que el visto en Chelyabinsk, que sacudió Rusia hace dos años, o el evento de Tunguska en Siberia en 1908.
Hartmann asegura que analizó tres relatos del viaje de Pablo alrededor del año 35, que involucran una descripción en tercera persona del evento y otros dos que citan lo que el Apóstol posteriormente reveló a sus compañeros.
Según el astrónomo, la descripción es exactamente similar a la secuencia de una bola de fuego en el cielo: Tras el evento, Pablo y sus compañeros caen al suelo por la onda expansiva, y cuando el relato menciona a "escamas caer de sus ojos" para recuperar la visión, se trata de fotoqueratitis, una ceguera temporal causada por una exposición intensa a la radiación ultravioleta.
De acuerdo a Hartmann, la radiación en el evento de Chelyabinsk fue lo suficientemente intensa como para provocar un efecto similar, vale decir quemaduras en la córnea, ceguera temporal e incluso descamación de la piel.
Aún así, el astrónomo asegura que su estudio no busca desacreditar creencias religiosas ni menos el cristianismo y sólo tiene la intención de demostrar cómo un evento astronómico pudo cambiar el curso de la religión, considerando que muchos estiman a Pablo como un segundo fundador de la cristiandad.
Otros astrónomos consideran que que encontrar restos de meteorito en la región podría reafirmar la tesis.
Fuente: New Scientist