La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, era clara favorita a ser reelecta en las elecciones del 5 octubre, con hasta 15 puntos de ventaja sobre su rival más cercano. Eso, claro, hasta hace un mes.
Después la ambientalista Marina Silva sustituyó a un candidato socialista fallecido y se volvió favorita, con hasta diez puntos de ventaja sobre Rousseff en una probable segunda vuelta electoral. Eso, seguro, hasta unos días atrás.
Ahora la presidenta está en una remontada y reduce las diferencias que le lleva su rival, quizá incluso hasta alcanzar un empate técnico.
Todo lo anterior, según las principales encuestas de opinión brasileñas.
Los cambios en las intenciones de voto son normales antes de cualquier elección, pero el grado y la rapidez con que se reportan en Brasil en esta campaña asemejan la carrera a una montaña rusa que sorprende hasta a expertos.
"Tantas oscilaciones es algo a lo que no estamos acostumbrados", le dice a BBC Mundo Denise Paiva, profesora de ciencia política en la Universidad Federal de Goiás, en el centro de Brasil.
"Es un escenario nuevo hasta para nosotros", señala esta especialista en comportamiento electoral.
Sin embargo, los analistas aseguran que sí hay explicaciones para lo que ocurre en el gigante sudamericano.
TERREMOTO
La trágica muerte del candidato socialista brasileño Eduardo Campos el 13 de agosto supuso un verdadero terremoto en la campaña brasileña.
Hasta entonces, Rousseff lideraba cómoda en todas las encuestas, delante del socialdemócrata Aécio Neves y de Campos, tercero con cerca de 10% de las intenciones de voto.
Cuando Silva sustituyó a Campos, se volvió de inmediato una postulante de más peso, que ya en 2010 había sorprendido cosechando 19% de los votos.
Para estos comicios creó un nuevo partido, pero le faltaron las adhesiones requeridas para registrarlo y por eso apoyó a Campos.
La exministra de Medio Ambiente también pareció captar parte del impacto emotivo que causó la muerte de su compañero de fórmula y en pocos días creció rápido en las encuestas.
A fines de agosto ya figuraba pisándole los talones a Rousseff para el primer turno y despegada para una hipotética segunda vuelta entre ambas: la empresa Datafolha le daba diez puntos de ventaja e Ibope nueve.
Antonio Lavareda, un cientista político brasileño autor del libro "Emociones ocultas y estrategias electorales", coincide en que variaciones así en las encuestas son totalmente excepcionales.
"Esto no había ocurrido entre nosotros", indica a BBC Mundo.
"Tampoco había ocurrido la muerte de ningún candidato a presidente durante una campaña electoral".
GOLPES CRUZADOS
Lavareda descarta la posibilidad de que las encuestas puedan estar midiendo erróneamente la intención de voto de los brasileños, y por eso fluctúen tanto.
A su juicio, cuando los analistas daban a Rousseff como favorita olvidaban que el nivel de rechazo a la presidenta llegaba hasta 46% del electorado y que tres de cada cuatro votantes decían que querían un gobierno diferente al actual.
Pero, ¿por qué entonces la presidenta aparece en ascenso en los últimos sondeos?
Paiva advierte que faltan estudios más afinados para entender no sólo a quién van a votar los brasileños sino por qué, que a su juicio recién podrán realizarse después de los comicios.
La semana pasada, Datafolha e Ibope colocaron a Rousseff creciendo, liderando las intenciones para el primer turno y acortando distancias con Silva para una segunda vuelta: cuatro puntos y un punto detrás respectivamente.
os especialistas creen que esto refleja el efecto de los ataques que Rousseff y su Partido de los Trabajadores (PT) comenzaron a lanzar contra Silva, acusándola entre otras cosas de falta de preparación para gobernar.
Sin embargo, Silva también ha respondido con duras críticas, por ejemplo afirmando que el PT mantuvo a un director en la estatal Petrobras que se dedicó a "asaltar" sus cofres.
La petrolera se volvió un tema caliente de la campaña después de que uno de sus exejecutivos que está preso implicara en un testimonio confidencial a varios miembros de la coalición de gobierno en una presunta trama de corrupción con contratos de la empresa, según la revista Veja.
Los involucrados rechazaron las acusaciones y las denuncias están siendo investigadas.
Es probable que en los próximos días haya eventuales nuevas denuncias o más golpes cruzados que podrían alterar otra vez las encuestas.
Este martes habrá un nuevo debate entre candidatos, organizado por el Episcopado.
Alberto Almeida, otro experto en opinión pública autor del libro "La cabeza del brasileño", cree que el comportamiento de los electores dependerá de "hechos nuevos" que surjan.
"Pero lo principal (es que) tal vez haya un empate técnico ante la ausencia de hechos nuevos", señala Almeida a BBC Mundo.
Es decir, que después de tantas oscilaciones en las encuestas hoy es una incógnita lo que pasará en Brasil el 5 de octubre o en una probable segunda vuelta el 26 de ese mes.
Y esa será la única opinión de los electores realmente decisiva.