En los registros del Servicio de Impuestos Internos (SII) figuraban 988.745 empresas en 2012. De ese universo, el 64,4% -poco más de 632 mil- correspondía a microempresas, de las cuales 95 mil dejarían de existir al año siguiente.
Las microempresas son en Chile el segmento más dinámico en cuanto a creación y muerte de empresas. El 15,2% desaparece al primer año de vida; el mismo porcentaje dejará de existir al segundo año y luego, al tercero morirá otro 10,4%. Sólo el 40% logra mantenerse al menos siete años. Estas son algunas de las cifras que reveló el documento "Dinámica Empresarial: Brechas regionales y sectoriales de las pymes en Chile", del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo.
En la medición se destaca que cerca de tres cuartas partes de las empresas que nacen, no lo hacen en una escala óptima. Un promedio simple tomado de las empresas que se crearon entre 2006 y 2012, estableció que el 77,5% nació como microempresa (ver infografía), "lo cual constituye una proporción mayor a la observada en la distribución total de empresas", indica el documento, aunque establece que un fenómeno similar se da en el resto del mundo, incluidos los países más desarrollados.
El cómo nacen las empresas en Chile podría estar determinado por factores como las barreras de entrada, dice el estudio. Las economías de escala, por ejemplo, pueden ser un obstáculo para las nuevas empresas.
"Existen sectores donde el nivel de escala óptimo para operar es pequeño y en otros donde sólo empresas de gran tamaño son las más eficientes, debido a los altos costos fijos y, por lo tanto, las que tienden a sobrevivir", consigna el documento.
Otro factor de peso es el acceso al financiamiento, que puede presentar condiciones poco favorables para las empresas más pequeñas y, por ende, les impediría expandirse, indica el reporte.
La concentración de mercado, así como las trabas regulatorias, también representan una desventaja para las empresas de menor tamaño, condicionando su existencia y desarrollo, precisa el análisis.
EL VALLE DE LA MUERTE
El período más complejo que debe enfrentar una empresa son los tres primeros años desde su creación, lapso de tiempo conocido como "el valle de la muerte". De acuerdo a las cifras recopiladas por el estudio, el 60% de las microempresas logra pasar esa etapa, mientras que en el caso de las pequeñas lo hace un 80,8%, en las medianas un 86,2% y en las grandes un 89,5%.
Si bien la tasa de sobreviviencia que muestran las microempresas es la más baja, éstas son "más estables a lo largo de los años y menos sensibles a las variaciones del PIB", detalla el informe. De hecho, agrega, la tasa de muerte en las empresas medianas y grandes subió considerablemente en 2009, año en que el PIB cayó un 1%.
El ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, destaca que del grupo de sobrevivientes entre las microempresas, un 11,1% logra crecer, y algunas llegan incluso a convertirse en empresas de gran tamaño. "Esto es una noticia positiva y creemos que hay que seguir avanzando en entregar las condiciones necesarias para que más empresas con potencial de crecimiento logren superar las barreras de entrada".
El secretario de Estado agrega que su cartera, a través de la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento "apunta a este fenómeno: que las empresas de menor tamaño superen los obstáculos iniciales, se desarrollen y crezcan, y aporten así a la productividad de nuestra economía. Nuestro objetivo es que los proyectos buenos no se queden en el camino por alguna traba regulatoria, por malas condiciones crediticias o por falta de competencia en los mercados".
ESCENARIO REGIONAL
A nivel país, el estudio muestra que las mayores tasas de crecimiento de las empresas está en las regiones de Atacama, Metropolitana y Antofagasta, con un 7,2%, 7,1% y 6,7%, respectivamente.
En la zona norte se encuentra la mayor tasa de mortalidad de empresas. En Tarapacá este indicador llega al 50,8% y, en Atacama, asciende al 48,7%.
Caso contrario se da en las regiones del Maule, del Libertador Bernardo O'Higgins y de Los Lagos, donde los niveles de desaparición son de 37,2%, 38,6% y 39,7% respectivamente.
"Es normal que donde exista una alta tasa de entrada, también exista una alta tasa de salida. Esto puede ser algo positivo, ya que donde hay más renovación de empresas la productividad aumenta, así como la competencia", indica el documento.
Céspedes añade: "Es esencial tener en cuenta la gran heterogeneidad de nuestra economía, las particularidades de cada región y la alta dispersión en el desempeño de los sectores económicos que componen nuestra matriz productiva, al momento de diseñar políticas pro competitividad y crecimiento. Por ello, las medidas de la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento tienen un foco relevante en las empresas de menor tamaño".
DESEMPEÑO SECTORIAL
El análisis por sector muestra que las áreas productivas con mayor tasa de crecimiento son las actividades inmobiliarias y empresariales, con 15%, seguidas de minería (14,2%) y servicios sociales y de salud (12,2%). Por el contrario, la mayor mortalidad se encuentra en el comercio (47,9%), transporte (46,9%) y hoteles y restaurantes (46,4%). Donde este indicador se mantiene bajo es en el sector construcción (20%), actividades inmobiliarias y empresariales (22,5%) y agricultura (29%).
La tasa de muerte de una empresa y la de crecimiento tienen una estrecha relación. En los sectores donde la tasa de muerte es menor, también lo será la de crecimiento, ya que "la estrategia adoptada por las empresas es a reducir su producción, con tal de ajustarse y así sobrevivir", consigna el estudio.
¿Y qué pasa en un escenario económico contraído? El ministro Céspedes dice que esto implica un desafío de corto plazo, "que es recuperar el dinamismo de nuestra economía e impulsar tasas de crecimiento más elevadas". Sostiene que este es el objetivo del Plan de Reforzamiento de la Inversión, "que busca reforzar y dinamizar la inversión mediante una serie de acciones concretas".
Una de ellas es la reasignación de $ 8.650 millones para reforzar programas de Corfo, orientados a fomentar el emprendimiento y la innovación. "Nuestro compromiso con las empresas pequeñas y medianas no solamente se hace patente a través planes y anuncios, sino también, con los recursos necesarios para financiarlos", dice el secretario de Estado.