EL PROXIMO jueves 30 llega el Apocalipsis, cuando los santiaguinos, contaminados de un virus mortal, se transformen en zombies. O por lo menos eso es lo que sucederá en la pantalla de las 45 salas de cine locales donde se estrenará Videoclub, la segunda película de Pablo Illanes. Ambientada en los años 90, la cinta sigue la senda del guionista en el terror, luego de su ópera prima, Baby Shower (2011).
"Siempre me ha gustado el cine de zombies. Quería seguir en el terror y, además, contar una historia de amor adolescente, y el despertar de este virus me pareció el escenario perfecto", dice Illanes.
El largometraje, protagonizado por Pedro Campos, Luciana Echeverría e Ingrid Cruz, se desarrolla en un barrio de Ñuñoa en 1992, cuando un virus letal ataca a la población. "Me inspiré en las películas de matiné y en mi propia adolescencia en un barrio de Santiago", cuenta el director. "Es una película pre-mall, pre-internet, pre-WhatsApp".
La filmación se realizó en 19 intensas jornadas, donde una de las partes más complejas, según el mismo Illanes, fue el trabajo de efectos y maquillaje.
Michelle Tornquist fue la encargada de esa labor, la de la transformación de los actores chilenos en zombies. No fue fácil, ya que se necesitaba una buena inversión de tiempo en una técnica muy detallista. "Esta película en particular tenía mucho trabajo, porque usamos sólo maquillaje, no pusimos prótesis de ningún tipo", dice. "Mucho maquillaje, con mucho detalle; al principio me demoraba un poco más de una hora".
Tornquist comenta que el proceso partió antes de la filmación de la cinta, revisando el trabajo en series del género como The walking dead y Resident Evil, además de estudiar fotografías reales de enfermedades a la piel. Se hizo también un trabajo particular con cada protagonista: "Estuvimos trabajando una semana antes con cada personaje. Ya que en la trama un virus es el que te convierte en zombie, el maquillaje va creciendo en intensidad", relata Tornquist, quien recientemente trabajó en el equipo de caracterización de la película de Stefan Kramer. Además del trabajo con los zombies a la chilena, la maquilladora también estuvo a cargo de elaborar el look noventero de los personajes. "En general, usamos muchos colores flúor en los labios y ojos con tonos verdes y celestes", dice, añadiendo que "es un look muy de fines de los 80 en Estados Unidos, eso porque acá las modas llegaban atrasadas", explica.
Pablo Illanes también da detalles de lo que fue el trabajo en set: "Los efectos especiales se hicieron en cámara con una corrección digital de primer nivel. El maquillaje se basó en un tono 'realista' para dar cuenta de una enfermedad verosímil. Los efectos de fuego también se hicieron en el rodaje. Y también hay un largo trabajo con stunts que prepararon a los actores. Todas las peleas se hicieron con los propios actores".
Después de esta experiencia, el guionista es realista respecto de la situación precaria del cine chileno, especialmente en el género del terror: "Toma más tiempo que una película convencional. Además, no estamos en Hollywood, todo se hace con imaginación, suerte y buenos compañeros".
La cinta llega en años donde los zombies, en pantalla grande y chica, están de moda. Pero Illanes va más allá en cuanto a expectativas de público, esperando traspasar las barreras del género: "Me gustaría que Videoclub abriera sus puertas no sólo al público fan de los zombies, sino a todo el mundo. Es una película romántica, una comedia de costumbres, una radiografía del chile noventero y también una historia de ciencia ficción".