La presión por terminar la mayor cantidad de tareas antes de salir de vacaciones y cumplir con las metas establecidas en el inicio del período laboral, sumado al cansancio propio de un intenso año en el trabajo, son circunstancias que amenzan con colapsar la salud de cualquiera.
Según explica Olegario Hernández, director de la Escuela de Psicología de La Universidad de Las Américas, cuando los requerimientos inmediatos y excesivas exigencias superan la capacidad de los trabajadores, "puede generar un contexto poco propicio y amenazante para el equilibrio que requiere integralmente la salud".
Algunos de los síntomas que indican que se está bajo una situación de estrés laboral, "son a todo nivel: físico y psicológico. Entre los físicos destacan la fatiga, el insomnio, la opresión en el pecho, algunos trastornos digestivos, dolor de cabeza, etc. Los psicológicos más relevantes son la irritabilidad, la ansiedad, preocupaciones, sensación de sentirse paralizado, labilidad afectiva, entre otros", asegura Hernández.
Cuando éstos afectan la vida laboral y personal, se debe acudir a un especialista quienes, "ayudan a tratar momentos muy agudos de estrés. Por ejemplo, cuando los síntomas como el insomnio, el cambio en el estado del ánimo, los trastornos digestivos, etc., generan un malestar tan importante que interfieren con la vida laboral y personal de manera tal que no se puede sentir control de la propia vida", explica el psicólogo.
Sin embargo, esto se puede evitar si se aprende a sobrellevar tomando el tema en serio y cambiando ciertos hábitos que nos ayuden a rendir mejor. Según explica el especialista, éstos serían, "bajar las exigencias laborales, comer sano, hacer ejercicio, organizar las prioridades y establecer condiciones para poder dormir mejor", y agrega que, "todo lo anterior requiere de ayuda del medio, pero son esencialmente producto de decisiones personales".