En la pequeña ciudad noruega de Skien, de 53.000 habitantes, reina el silencio.

Especialmente a la hora de hablar de uno de sus exresidentes más conocidos: Bastián Vásquez.

A fines de junio de este año, el rostro de Bastián dio la vuelta al mundo a través de un video difundido por el grupo islamista Estado Islámico –anteriormente conocido como ISIS-, que anunció su objetivo de formar un califato en los territorios que controlan en Siria e Irak.

En el video, Bastián aparece como vocero, atribuyéndose participación en varios asaltos y enfrentamientos, bajo el nombre de Abu Safiyyah, "de Chile".

BBC Mundo estuvo en Skien, siguiendo los pasos del ahora yihadista.

Nadie de su familia y muy pocos de los que lo conocen quieren hablar del tema.

Existe una especie de "pacto de silencio". No quieren salir en la prensa. BBC Mundo contactó a la madre de Bastián, quien aseguró que ni ella ni ningún miembro de la familia estaban en condiciones de conversar sobre el tema. Y sus amigos respetan y protegen la decisión.

BBC Mundo logró conversar con algunos de quienes lo conocieron para reconstruir cómo un hijo de chilenos aparentemente insertado en la sociedad noruega terminó peleando la yihad en Irak. Varios pidieron mantener su identidad en reserva, por lo delicado del tema.

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De un rincón de Chile a un rincón de Noruega

En su época de escolar, Bastián Vásquez prefería quedarse leyendo en cama que ir al colegio.

Al menor de la familia Vásquez Núñez, originaria de Chile, pero radicada en Noruega, no le gustaban las clases.

En su núcleo había un acuerdo tácito: ni religión ni política eran temas de interés familiar.

Sin embargo, Bastián comenzó a interesarse en la religión. Solo en su habitación, el adolescente leyó la Biblia y el Corán, pero fue el segundo el que lo sedujo.

Pero él no nació en Chile. Sólo estuvo en el país sudamericano tres veces, de visita.

Los Vásquez viven en la pequeña ciudad de Skien -ubicada unos 135 kilómetros al suroeste de la capital Oslo- desde 1988, cuando Bastián todavía ni siquiera estaba en los planes.

El primero en llegar fue su padre, en busca de mejores oportunidades laborales. Tres meses después la madre de Bastián, junto a sus dos hijos mayores, llegaron a acompañarlo. Venían también desde un pequeño pueblo, esta vez en la cordillera de la costa chilena: Villa Alemana.

El 9 de abril de 1990 llegaría a la familia el último del clan: Bastián.

Nacido en la maternidad de Porsgrunn, un pueblo vecino a Skien, Bastián fue el primer –y único- hijo literalmente nacido y criado en Noruega.

Creció como un niño normal, con una familia insertada en la sociedad local.

Los Vásquez se instalaron en el suburbio de Gulset en el noroeste del centro de la ciudad.

En esa época, era un lugar con pocos extranjeros. Hoy, sin embargo, es conocido como "la pequeña África", en referencia a la presencia de comunidades de inmigrantes de ese continente.

El pequeño Bastián iba a la escuela primaria del barrio.

"Yo no lo conocí, pero mis hijos sí. Iban a la misma escuela en Gulset, al lado de la estación de buses. Están impactados. Dicen que era muy normal, callado, simpático", le cuenta a BBC Mundo el chofer de un autobús que hace el recorrido Skien-Gulset.

Le gustaba el fútbol, dormir y leer. Era un niño bastante amigable.

Pero llegó la adolescencia y, con ella, las primeras señales de rebeldía.

El famoso hiphopero de Gull-Z

Al igual que con el fútbol, el hip hop llegó a la vida de Bastián como un gusto heredado de uno de sus hermanos.

Pero Bastián no sólo escuchaba hip hop, sino que tenía talento para improvisar y subirse a los escenarios. Así fue como formó la banda local Gull-Z.

"Era bastante bueno expresándose. Sus letras eran muy potentes, una especie de discurso", le cuenta a BBC Mundo Jon Arne Bratland, que conoció a Bastián en esa época.

Bratland era dueño de una tienda de hip hop que Bastián solía frecuentar. Compartió con él más íntimamente durante un festival de skateboard, grafiti y hip hop el verano de 2008.

Bretland trabajaba en la producción, mientras Bastián participó con su banda.

"Era talentoso. Además le encantaba pararse frente a la multitud", recuerda.

Bastián se volvió bastante conocido en el ambiente hiphopero de Skien, tenía una novia noruega y varios amigos.

Pero tuvo sus costos. Al joven no parecían entretenerlo mucho la escuela técnica en la que estaba. Y estuvo en varias escuelas. Pero ninguna la terminó. No iba a clases y si lo castigaban, se vengaba desapareciendo por días.

La conversión

No se sabe exactamente en qué minuto Bastián dejó las letras de hip hop por el Corán.

"Era un chico muy bueno, agradable. Tal vez ocultaba sus cartas, pero nadie lo sabía", asegura Bratland respecto de la época en que se conocieron.

Sin embargo, hay otra teoría, manejada por familiares y amigos cercanos, que apunta a que ya por esos días, y a través de compañeros de hip hop musulmanes, Bastián comenzó a leer el Corán y a interesarse en el Islam.

Al principio Bastián vivió su religión como un moderado. Comía carne halal y frecuentaba la mezquita, pero seguía viviendo con sus padres y viendo a sus amigos.

"Era un chico muy bueno. Solía ir a la misma mezquita que yo", le cuenta a BBC Mundo Fouad, un taxista de origen marroquí que lleva 35 años viviendo en Skien.

Fouad no ha visto el video, pero no puede creer que el mismo Bastián que él conoció sea el yihadista del que todos hablan.

"Algo tiene que haber pasado. La comunidad [musulmana] es pequeña, todos nos conocemos. No hay nadie aquí que esté por la guerra", continúa Fouad, quien culpa a grupos extremistas de redes sociales, como Facebook, de la radicalización de ciertos jóvenes.

Sin embargo, cercanos a Bastián tienen otra explicación.

Fue la llegada de una singular visita entre 2010 y 2011 la que alteró la tranquilidad de los Vásquez, y de Skien en general.

Mohyeldeen Mohammad era un joven y carismático líder islámico. Asentado en Larvik, a 46 kilómetros de Skien, Mohammad comenzó a visitar las ciudades cercanas reclutando jóvenes para pelear la "guerra santa" –yihad- en Medio Oriente.

"Mohammad tuvo un rol importante en su incursión en el Islam", le asegura a BBC Mundo el periodista Lars Akerhaug, autor de Norsk Jihad (La yihad noruega), que recopila la historia de los islamistas del país nórdico, muchos de ellos convertidos, como Bastián.

El islamista se hizo conocido en 2010, al organizar una masiva protesta frente a la embajada de EE.UU. en Oslo en contra un diario que publicó una caricatura de Mahoma escribiendo el Corán en forma de cerdo. En dicha manifestación, anunció un "11 de septiembre" para Noruega, si el país, como él lo veía, continuaba ofendiendo al Islam.

Mohammad formó Profetens Ummah (La nación del profeta), un grupo extremista islámico que comenzó a frecuentar Bastián.

En 2012, Vásquez grabó un video desde su dormitorio en la casa de sus padres en Skien, amenazando al rey y al primer ministro. Un par de meses antes de filmarlo había viajado a Arabia Saudita a estudiar.

Y fue en la casa de sus padres, mientras toda la familia estaba reunida viendo fútbol, que llegó la policía noruega a detenerlo.

A prisión lo fue a buscar su hermano. Fue la última vez que conversarían. Al darse cuenta de que Bastián no había cambiado de actitud, su hermano decidió cortar radicalmente la relación.

Bastián ya era miembro activo de Profetens Ummah, asistía a prácticamente todas sus reuniones y eventos, para lo que se trasladó a Oslo.

Oslo, Barcelona y Siria

Tras el episodio del video en que amenazaba al rey, Bastián debía enfrentar un juicio en abril de 2013.

Sin embargo el joven no se presentó ante la justicia. Había salido de Noruega rumbo a Siria.

Poco antes de su partida definitiva, a mediados de 2012, el joven viajó a Barcelona. En uno de sus al menos tres perfiles de Facebook, aparece una visita al estadio Camp Nou en mayo de ese año, sede de su equipo favorito: el FC Barcelona.

Pero uno de los capítulos más desconocidos de la vida del yihadista no tiene que ver ni con Chile, ni con Noruega ni con Siria, sino con Somalia. En realidad, con una mujer somalí.

Tras convertirse al Islam, Bastián conoció a una joven musulmana, de ese origen. Quienes conocieron la historia cuentan que tan enamorado estaba que viajaba varias horas en tren para verla.

Se casaron y tuvieron una hija cuyo nacimiento coincidió con la partida de Bastián –aun sin retorno- a Siria.

Es probable que no regrese. O por lo menos, por un buen tiempo. A la orden de captura internacional que rige desde que no se presentara al juicio de 2013, se suma que en Noruega la ley antiterrorista prohíbe el retorno al país de ciudadanos que hayan participado en grupos o actos considerados como terroristas.

Cordón de contención

La comunidad latina en general, y la chilena en particular en Noruega han recibido con asombro la noticia.

Según cifras del Departamento de Estadísticas del país, la comunidad chilena alcanza unas 12.500 personas. Muchos conocen a la familia de Bastián y coinciden en que es una de las más queridas de la colonia.

Y respecto de la familia, existe un cordón de contención.

Nadie que conozca a los Vásquez quiere pronunciarse oficialmente sobre el tema. Lo encuentran una falta de respeto hacia una familia que está viviendo una exposición pública considerada inmerecida por los más cercanos, debido al comportamiento de su hijo y hermano. Y los amigos han blindado a la familia.

"La familia ha manifestado que toma distancia de las acciones que su hijo ha realizado o está realizando. Es comprensible que no quiera tener contacto con la prensa. La comunidad latina en general y la chilena en particular comprenden y respetan la decisión de la familia", le dice a BBC Mundo Fernando Báez, representante de Latinoamérica en el Consejo de Inmigración de la Municipalidad de Oslo.

"No quieren hablar, y los respetamos. Es importante no dañarlos. Son parte de nuestra comunidad. Tenemos la impresión de que la gente alrededor de la familia los está protegiendo. Y es completamente entendible", le comenta a BBC Mundo Hege Gulseth, editora suplente de Varden, el mayor diario de Telemark, el condado de Skien.