La policía de Bangladesh detuvo el domingo a un funcionario de una fábrica textil por la muerte de un niño de 10 años que trabajaba en esa manufactura.
El menor murió en el hospital después de que varios trabajadores le insertaran en el recto una boquilla de una manguera de alta presión para inyectar aire, según reportaron los medios de comunicación locales.
La policía está interrogando a otros trabajadores después de que los padres del niño denunciaran el caso a la policía.
Por el momento no se conocen las razones del ataque.
El año pasado, un menor de 13 años murió de la misma manera en un taller de vehículos en otra parte del país.
Dos hombres fueron sentenciados a muerte por este caso, el cual provocó grandes protestas.
Rakib Hawlader murió después de que un grupo de hombres inyectaran aire en su cuerpo como represalia por haber decidido dejar el trabajo.
Antes, otro adolescente había sido golpeado hasta la muerte por una turba, tras ser acusado de robar una bicicleta.
El trabajo infantil es común en Bangladesh, donde muchos niños trabajan en fábricas de ropa, a menudo en condiciones muy duras.