Aprincipios de noviembre, Alejandro Guillier le dio un mandato a su amigo y principal colaborador, Sergio Bitar: armar un equipo que diseñe una eventual campaña de segunda vuelta.
Desde ese momento, el ex ministro y coordinador del comité estratégico del abanderado de La Fuerza de la Mayoría convocó a una serie de figuras del oficialismo para proyectar los escenarios que podrían abrirse este domingo tras la primera vuelta, en la que, si se cumplen los pronósitcos, Guillier podría pasar al balotaje junto a Sebastián Piñera. El grupo está integrado por los senadores Carlos Montes (PS) y Guido Girardi (PPD); el ex ministro de Justicia Carlos Maldonado; el secretario general del PS, Andrés Santander; el publicista Enrique Forch; el alcalde de El Bosque, Sadi Melo; el jefe de gabinete de Guillier, Enrique Soler; el abogado Harold Correa; y el periodista Luis Conejeros. Y ellos se han estado reuniendo periódicamente en Nataniel Cox 31, a pasos de La Moneda, con ese objetivo.
Quienes han presenciado esos encuentros aseguran que el diseño se ha estado trabajando en torno a -al menos- tres escenarios: que Piñera se imponga en primera vuelta; que Guillier logre pasar al balotaje con una distancia mayor a 15 puntos por debajo del ex mandatario; o que esa brecha sea más acotada.
En el guillierismo asumen que si la distancia es de no más de 10 puntos, habría altas posibilidades de que el senador logre triunfar en diciembre. La clave estará -dicen en el entorno del candidato- en el nivel de abstención. Si votan menos de 5 millones y medio de personas, lo más probable -dicen en el comando- es que Piñera pueda imponerse en la primera vuelta, mientras que si la participación supera los 6 millones y medio de electores, señalan que la centroizquierda en su conjunto podría lograr más votos que Piñera, lo que dejaría a Guillier en un buen pie para el balotaje.
El día "D"
Sin embargo, más allá de ese análisis, el senador sabe que las horas posteriores a la publicación de los resultados serán cruciales para el futuro de su aspiración presidencial, pero también para el devenir de la centroizquierda, que por primera vez desde el retorno a la democracia compite con dos candidatos.
En este contexto, se espera que el domingo en la noche el abanderado se dirija al país con un discurso enfocado al "pueblo de Chile", tal como lo hizo Ricardo Lagos en 1999. Así, dicen que llamará a la ciudadanía a frenar la "amenaza" que representaría un triunfo de Piñera. Y recalcará que la mayoría de los chilenos quiere un país distinto al que propone la carta de Chile Vamos.
Desde su equipo aseguran que en su discurso Guillier evitará alusiones directas a los derrotados de la centroizquierda, pero sí deslizará que el guillierismo estará abierto a recibir a quienes se quieran sumar a su campaña para el balotaje. Incluso, ha estado barajando llamar telefónicamente a Carolina Goic y Beatriz Sánchez ese día, como un gesto hacia sus principales contendoras de su sector, quienes serán clave en el éxito o fracaso del rearme de Guillier para la segunda vuelta. Y es que para el abanderado uno de los principales desafíos que se abrirá la noche del domingo será, precisamente, reagrupar a esas fuerzas políticas. Capitalizar su electorado y no herir sensibilidades en el camino, dicen sus cercanos, no será una tarea fácil.
Por eso, el plan para ese día se ha estado afinando en detalle durante las últimas horas. En los meses previos el senador le encargó a sus equipos tender puentes tanto con la DC como con el Frente Amplio con miras a fraguar un entendimiento que fortalezca su opción en un balotaje. Sin embargo, por estos días se ha buscado evitar cualquier gesto que pueda incomodar a sus eventuales aliados. Además, en el guillierismo están conscientes de la complejidad que implica definir a quiénes se sumará a la campaña sin generar tensiones internas en las otras fuerzas.
El rearme
Para nadie es un secreto en el actual comando de Guillier que tras la primera vuelta se requiere una reestructuración de los equipos. De hecho, tal como lo adelantó ayer La Tercera, el jefe de campaña, Osvaldo Correa, pretende dejar en manos del senador su continuidad en el comando el mismo día de la elección. La idea, dicen en el guillierismo, es que en vista de lo "dañadas" que estarían las relaciones entre el centro y el polo progresista del oficialismo, será vital que figuras con "experiencia política" asuman la tarea de rearticular al bloque. En todo caso, desde el equipo de segunda vuelta se definió que el actual comando pase a una segunda línea, asumiendo otros roles, y que desde el lunes se integren nuevos nombres. Se espera, por ejemplo, que en caso de que la DC decida respaldar al abanderado de La Fuerza de la Mayoría, se integre a figuras más cercanas al guillierismo, como los diputados Yasna Provoste o Aldo Cornejo. Pero la clave, dicen en el equipo, estará también en la reconfiguración de fuerzas tras la parlamentaria. Figuras como los presidentes de los partido del guillierismo, por ejemplo, podrían sumarse al nuevo comando como voceros. Asimismo, se ha proyectado que, incluso, algunos de los ministros de la Presidenta Bachelet puedan salir del gobierno para asumir un rol clave en el equipo, como José Antonio Gómez y Marcelo Mena. En todo caso, en el sector comentan que el arribo de figuras de "peso" dependerá también del desempeño de Guillier en las urnas, pues, dicen, nadie arriesgará su capital político en una batalla perdida.
Las mismas fuentes aseguran que es necesario también que todos los candidatos que queden en el camino tras los comicios del domingo tengan un espacio.
Si bien Marco Enríquez-Ominami habría pedido un rol protagónico en un comando de Guillier, no está claro que asuma un cargo en la primera línea. Sin embargo, en el guillierismo no lo descartan. Lo mismo en el caso de Goic, quien podría asumir un rol de vocera o coordinadora de algún área programática.
En el equipo de segunda vuelta señalan que el debate ahora está centrado en si los nombres que se integren deben proyectar "señales de gobernabilidad" y de unidad de la centroizquierda o, más bien, deben privilegiarse personas que sean útiles para captar votos. En eso aún no hay consenso en el guillierismo.
Con todo, el propio candidato ha transmitido a sus cercanos que es fundamental no perder su impronta ciudadana e independiente. En ese sentido, aseguran desde su entorno, el senador buscaría un equilibrio entre rostros "ciudadanos" y figuras con experiencia.
Si bien el abanderado ha sincerado públicamente que en caso de pasar a segunda vuelta él se dedicará a recorrer el país y dejará en manos de los partidos las negociaciones para el rearme, en su entorno aseguran que será él mismo quien finalmente zanjará las decisiones.
"Yo no voy a hacer negociaciones. Voy a llamar a la gente a trabajar, me voy a dedicar a recorrer el país y a buscar los votos, y los partidos conversarán si se quieren integrar a la coalición de gobierno, si quieren colaborar en cosas muy concretas de aspectos programáticos", dijo ayer Guillier en T13 Radio.
Nueva campaña
En el oficialismo es transversal el diagnóstico: la de segunda vuelta será una campaña radicalmente distinta. En ese sentido, el equipo que está preparando la estrategia ha abordado la necesidad de reforzar áreas como el despliegue territorial y la franja televisiva y radial.
Así, se espera que con la ausencia del factor parlamentario en el despliegue territorial, la estrategia se focalice en las zonas con mayor población y "votante probable", reforzando la apuesta por recuperar el denominado "voto perdido de la Nueva Mayoría".
En términos comunicacionales, se espera que sea una campaña más mediática y confrontacional que la de primera vuelta. Y en relación a la franja televisiva, ya se definió que Forch seguirá a cargo, pero que trabajará junto a la agencia "Quijote" que hizo la franja parlamentaria del PPD.