"Dos por el precio de uno". Con ese lema se presentaron Bill y Hillary Clinton a las elecciones de 1992, y ahora intentan repetir la fórmula con un papel destacado para el ex Presidente (1993-2001) en la campaña de su esposa, quien anoche fue nominada formalmente como candidata presidencial en la Convención Demócrata, en una jornada marcada también por la anunciada intervención del ex mandatario en la cita partidaria en Filadelfia. Hillary es la primera mujer de un partido tradicional en ser nominada como candidata en EE.UU.
Hasta enero, el ex Presidente de 69 años había jugado un discreto papel en la campaña de la ex primera dama. Pero su irrupción era inminente. The Washington Post lo advirtió en marzo: "Bill Clinton es extremadamente popular, pero ¿cómo ayudará eso a Hillary?", tituló el periódico. Esto, porque Clinton terminó su mandato con un 66% de aprobación, y según una encuesta de The Wall Street Journal y NBC, un 56% tiene una imagen positiva de él, especialmente por el manejo económico de su gobierno.
Pero a diferencia de 2012, cuando Bill Clinton dio un apoyo valioso a Barack Obama cuando buscaba su segundo mandato, algunos medios han cuestionado su aporte en la campaña de su esposa. Según la BBC, Clinton "ya no tiene ese magnetismo y carisma que lo hicieron tan famoso". "Está por verse su capacidad de movilización", destacó, en tanto, Univisión, cadena televisiva que aseguró que este año, en sus actos en las primarias, Bill "no llenaba ni pequeños gimnasios en New Hampshire".
En ese sentido, Patrick J. Maney, historiador del Boston College y autor del libro Bill Clinton: New Gilded Age President (2016), dijo a La Tercera que "Bill Clinton tiene que caminar una línea muy fina en esta campaña. El es uno de los políticos más dotados de su generación, pero tiene que tener cuidado de no hacer sombra a su esposa o convertirse en un objetivo demasiado visible para Trump a causa de sus errores personales".
Por su parte, John F. Harris, editor jefe y cofundador del portal Politico y autor del libro The Survivor: Bill Clinton in the White House (2006), cree que el ex mandatario tendrá un rol polifuncional en la campaña de Hillary. "Creo que Bill servirá para múltiples funciones, incluyendo el de sustituto para la candidata ante los donantes y las circunscripciones influyentes -como los afroamericanos- durante los últimos días de la campaña", dijo Harris a La Tercera.
El legado de Bill Clinton se ha convertido en un tema central en la carrera a la Casa Blanca y Hillary empezó en mayo a definir sus planes para su esposo, empeñada en convertir en un activo lo que muchos ven como un lastre. "Ya le he dicho a mi marido que, si tengo la suerte de ser Presidenta y de que él sea el primer 'caballero', esperaré que se ponga a trabajar para que suban los sueldos", dijo la entonces precandidata demócrata en un acto en Kentucky.
Aunque ella aclaró que Bill no formará parte de su gabinete, precisó que la tarea de su esposo será "revitalizar la economía" centrándose en las áreas más deprimidas del país, dado que gobernó durante el período más largo de crecimiento económico en la historia de Estados Unidos.
"Si (Hillary Clinton) gana, estaría muy sorprendido si él (Bill) toma un papel político formal, pero esperaría que tuviera un perfil público muy visible en nombre de ella y las políticas de la administración y, por supuesto, su influencia detrás de escena como asesor sería incalculable", afirmó Harris. Una opinión similar expresó Maney: "Lo más probable es que él será un asesor clave detrás de escena, como muchas primeras damas lo han sido". Lo que está claro es que le costará mantenerse lejos del Despacho Oval.