El cambio climático global, que ha acortado los inviernos, ha contribuido a que las ovejas cimarronas de la isla Hirta hayan reducido su tamaño durante el último cuarto de siglo en un archipiélago de Escocia, según un artículo que publicó ayer la revista Science.

Los científicos estudiaron detalladamente desde 1985 las ovejas Soay, montaraces en esa isla del archipiélago St. Kilda, y la pérdida de peso y tamaño es, según ellos, un ejemplo de cómo el cambio climático puede contrarrestar la selección natural, que debiera favorecer un cuerpo más grande.

Arpat Ozgul, del Departamento de Ciencias de la Vida en el Colegio Imperial de Londres, y sus colegas de universidades británicas y estadounidenses, analizaron las medidas de peso corporal y datos de la historia de vida de las hembras en la población bovina Soay.

En su investigación de cómo el cambio ambiental, incluido el climático, puede causar rápidos cambios fenotípicos, los investigadores eligieron el tamaño del cuerpo porque es una característica hereditaria.

Aunque en términos generales se sabe que la oveja más grande tendría mejores probabilidades de supervivencia, las Soay de hecho han disminuido en tamaño promedio durante los últimos 25 años.

Una primera conclusión que señalaron los investigadores es que el cambio de tamaño del cuerpo de las ovejas, "son principalmente una consecuencia de la variación ambiental y no de la evolución".

Lo que ocurre es lo siguiente: los corderos no crecen tan rápidamente como lo hacían en el pasado.

A medida que los inviernos se han tornado más cortos y menos fríos, los corderos no necesitan acumular tanto peso en los primeros meses de vida para sobrevivir hasta su primer año. Ahora hasta los que tienen un crecimiento más lento también tienen probabilidades de supervivencia.