Fabricar esponjas naturales en un remoto valle andino puede no ser la vacación ideal de mucha gente, pero una comunidad rural de Ecuador ha apostado por ese modelo de ecoturismo como alternativa a la minería.

La idea es compartir con los visitantes que llegan a la región las riquezas naturales de la zona, así como el modo de vida de sus habitantes y su cultura.

Por eso, los turistas que se acercan a la comunidad del Chontal (provincia de Imbabura), a unos 120 kilómetros al noreste de Quito, tienen la opción alojarse con sus miembros y acompañarles en sus actividades diarias, desde elaborar café a tejer un gorro.

Chontal es un pequeño pueblo de construcciones de madera y barro sumergido en la espesura de la naturaleza en el que sus habitantes viven de lo que cultivan y de pequeñas granjas de cerdos o pollos.

Está situado en el valle Manduriaco, que alberga la Reserva biológica de los Cedros, una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta.

Tradicionalmente, el valle se ha dedicado a la extracción de oro y cobre, pero ante la creciente concienciación medioambiental de sus habitantes explora ahora otras vías de sustento.

Según la coordinadora del proyecto de ecoturismo de Chontal, Ximena Mina, los pozos de las empresas mineras han contaminado el río Manduriaco y causado daños irreversibles por lo que buscar actividades económicas compatibles con el medio ambiente es una necesidad.

"El Proyecto de ecoturismo nace en 2001 en esta zona minera, para mostrar que ésta no es la única fuente de recursos económicos", afirma a Efe.

Fundada por ocho familias, la iniciativa ha ido ganando adeptos poco a poco entre la población y ahora cuenta con la colaboración de 25 familias.

Los lugareños han construido varios albergues y un hotel para alojar a los turistas, quienes también tienen la opción de hospedarse en una casa familiar.

Además de los talleres de manualidades, la oferta incluye actividades al aire libre como senderismo, cabalgatas a caballo, observación de aves y mariposas y pesca.

"Hacemos talleres, por ejemplo, para crear esponjas vegetales, zapatillas, sombreros o artesanía con tauma, que es como una patata más dura y que sirve para hacer aretes o pulseras", explica Mina.

A pesar de que en 2009 llegaron a la zona poco más de un centenar de personas, Mina aseguró que "con el boca a boca" se está incrementando gradualmente el turismo.

El proyecto de Chontal se está construyendo también gracias a la colaboración con la Organización No Gubernamental (ONG) española Proyecto Ecuador y la ONG francesa Culture Contact.

En 2009, los habitantes de Chontal obtuvieron unos beneficios 5.000 dólares procedentes del proyecto, de los que reinvirtieron la mitad en mejorar las infraestructuras. Otro 25% lo destinaron a microcréditos para mujeres interesadas en montar pequeñas empresas agrícolas y el 25% restante lo invirtieron en obras sociales, como la mejora de la educación y la salud, según explicó Mina.

Los habitantes de Chontal confían en que un futuro podrán vivir exclusivamente del turismo rural y buscan constantemente cómo mejorar la oferta.

La última iniciativa consiste en la construcción y apertura de una tienda de comestibles, con la colaboración del Ayuntamiento de Málaga (España), de modo que los turistas puedan llevarse un exquisito recuerdo de Chontal también en el paladar.