"Algo aquí dentro me decía que ese no era mi hijo(...), pero luego volvió la enfermera con la misma guagua y me dijo que ese sí era mi hijo, con un tono fuerte y medio molesta… después no seguí reclamando más". Con estas palabras y entre sollozos Lucy Soto, una de las progenitoras que sufrió el intercambio de su bebé al nacer el 14 de septiembre de 2005, en el Hospital de Talca, describió en el juicio oral iniciado este lunes, los instantes en que ella se percató que le habían entregado a un niño distinto al suyo y que pese a que ella advirtió el error, no fue escuchada por la auxiliar paramédico, Ana Méndez, quien optó por cortar el brazalete del bebé y confeccionar otro.
La mujer continuó diciendo que una semana más tarde acudió al hospital de Talca, donde fue atendida por el jefe de maternidad, doctor Juan Enrique Leiva, y la jefa de matronas, Patricia Quiñones, ocasión en la que los profesionales le dijeron que su pareja debía someterse a un examen de sangre para corroborar si coincidía con el grupo sanguíneo del niño y recordó que "el doctor dijo que no era necesario hacer un examen de ADN, porque el niño estaba sanito y era mejor esperar a que estuviera más grande, que por mientras el examen de sangre estaba bien (...) La señora Patricia Quiñones dijo que un examen de ADN era muy costoso y que el hospital no tenía recursos", agregó Lucy Soto.
Casi un año más tarde la entonces directora del hospital, Ximena Bizama, le confirmó a la mujer que el niño que estaba criando no era su hijo. "El 7 de noviembre (del 2006) hicimos el cambio, pero Cristian no quería separarse de mí, luego supe que había estado llorando hasta las 4 de la mañana, entonces pensé que sería mejor recuperar a Cristian y devolver a Benjamín, que también lloraba mucho, fue todo muy terrible, lo que yo en realidad quería, era quedarme con los dos niños", describió la madre.
Los dichos forman parte de la declaración de la segunda testigo presentada en este juicio oral que, tras cuatro años de investigación, busca establecer la culpabilidad o inocencia de la paramédico Ana Méndez, a quien se le acusa de sustitución de un niño por otro, y de los profesionales Juan Enrique Leiva y Patricia Quiñones, a quienes se les imputan los delitos de falsificación de instrumento público, en calidad de autores, y de sustitución en calidad de encubridores.
La fiscal que encabezó la segunda parte de la investigación, Paula Rojas, presentará 25 testigos y 29 documentos para acreditar la ocurrencia de los delitos, durante este juicio que podría durar una semana.
El Ministerio Público solicita penas de 541 días de presidio para la ex auxiliar del hospital de Talca, Ana Méndez, y tres años y un día para el actual jefe de maternidad, Juan Enrique Leiva, y la ex jefa de matronas, Patricia Quiñones. Ambos profesionales arriesgan, además, una pena de 30 días de presidio , por el delito de sustitución de un niño por otro, en calidad de encubridores.