Nada de fácil era la tarea que tenía la selección peruana ante Brasil, en Massachusetts. Y aunque el Scratch asusta bastante menos que lo que indica la tradición, más aún sin Neymar, los albirrojos cargaban con su pésimo rendimiento en las Eliminatorias y una mediocre victoria por la cuenta mínima ante Haití. En ese contexto, sólo la combatividad demostrada frente a Ecuador permitía albergar alguna esperanza a los vecinos del norte.
Pero los brasileños tiene una categoría que es difícil de ignorar. Anoche, durante el primer tiempo, eso se sintió en el juego de los peruanos, que se vieron temerosos y faltos de reacción ante el presionante trabajo del rival, que siempre llegaba antes a los balones divididos y que se la arreglaba para meterse en el área.
Por eso, fueron al menos cuatro las ocasiones en que el equipo de Dunga reclamó alguna falta penal, aunque el uruguayo Andrés Cunha optó por ignorarlos. Y lo mismo sucedió cuando, quizás en el único ataque albirrojo con algún riesgo, Renato Augusto botó a Edison Flores, al tocarle el tobillo derecho.
La segunda etapa tuvo un matiz notorios durante los primeros 20 minutos, cuando Perú comenzó a tener una actitud un poco más atrevida, enviando a sus delanteros y volantes a marcar la salida brasileña.
Con eso no le alcanzó para mucho: apenas un par de tiros libres y con sólo uno causando algún apuro al arquero Allison, con un buen pero suave lanzamiento Cristian Cueva.
Paulatinamente, sin embargo, los pentacampeones mundiales comenzaron a retomar el control del juego, pero nunca con la claridad suficiente para poner en demasiados aprietos a Pedro Gallese.
En esas circunstancias llegó una de las jugadas más polémicas de la Copa América Centenario, cuando Andy Polo llega hasta la línea de fondo y envía un centro que Raúl Ruidíaz introduce en el arco peruano. Gol, aparentemente, pero aún no terminaban las celebraciones peruanas cuando Cunha acudió a la video referencia, un recurso que, inédito hasta ese instante, es de uso común en otros deportes.
Muchos diálogos, presión de unos y otros, pero finalmente se validó el tanto, pese a que las imágenes de televisión muestran la intervención de la mano derecha de Ruidíaz.
De hecho, tras el partido, Ruidíaz señaló que "la pelota me choca en el muslo. No entiendo la polémica", se defendió el seleccionado albirrojo.
Con resignación, los verdeamarillos tuvieron que retomar la tarea de alcanzar el empate que les garantizaba la clasificación a cuartos de final y el primer lugar del Grupo C.
Pero nada de eso sucedió. Los del Rímac aguantaron los minutos finales con mucho orden y tratando de plantear algún contragolpe, mientras Brasil demostraba que sus ideas son limitadas y que, pese a la ocasión desperdicada por Elías, sigue dependiendo del talento individual. Y con eso, no le está alcanzando.