El Gobierno de Egipto renunció hoy, en una decisión que allana el camino para que el jefe de las fuerzas armadas Abdel Fattah al Sisi anuncie su candidatura a la presidencia del turbulento país del norte de Africa, un aliado estratégico de Estados Unidos.
Tras el derrocamiento en julio del presidente islamista Mohamed Morsi y la posterior persecución en la que murieron cientos de sus seguidores y miles fueron arrestados, críticos dicen que las autoridades de El Cairo están regresando a la era de Hosni Mubarak, cuando la elite política gobernaba con autoritarismo en alianza con los empresarios.
"(El Gobierno saliente) hizo todos los esfuerzos por sacar a Egipto del estrecho túnel en términos de seguridad, presiones económicas y confusión política", afirmó el primer ministro Hazem Beblawi en un discurso a la nación transmitido en vivo.
Beblawi, que fue designado por el presidente interino Adly Mansur para lidiar con los asuntos de Gobierno hasta las próximas elecciones, no explicó los motivos de la decisión.
Pero sin duda este nuevo giro abre el camino para que al Sisi se presente como candidato a presidente, ya que para poder hacerlo primero debía renunciar a su puesto como ministro de Defensa.
"Esta (renuncia del Gobierno) fue llevada a cabo como una medida necesaria de cara al anuncio de Sisi de que se presentará como candidato a presidente", dijo a Reuters un funcionario egipcio, quien agregó que el Gabinete renunció en masa porque Sisi no quería dejar en evidencia que actuaba solo.
El portavoz del Gobierno, Hany Salah, se limitó a decir: "Este Gobierno siente que hizo lo que tenía que hacer en este período crítico, y quizá es momento de un cambio".
DEMOCRACIA TRUNCA
Al Sisi dio a conocer una hoja de ruta política para realizar elecciones tras derrocar en julio del 2013 a Morsi, quien pertenece al poderoso movimiento de los Hermanos Musulmanes, luego de una serie de protestas masivas contra su Gobierno.
Las promesas de democracia no han logrado dar frutos en la nación más poblada del mundo árabe, donde cientos de miles de personas se congregaron en 2011 en una revuelta respaldada por los militares para derrocar a Mubarak y donde se forjó la esperanza de un nuevo devenir político.
La votación está prevista para dentro de unos meses en Egipto, un país de enorme importancia geoestratégica debido a su tratado de paz con Israel y al control que ejerce sobre el Canal de Suez, una vía comercial vital para los embarques de crudo.
El derrocamiento de Morsi generó la crisis política más sangrienta de la historia moderna de Egipto.
Las fuerzas de seguridad mataron a cientos de seguidores de Morsi y encarcelaron a otros miles, además de llevar a juicio a los máximos líderes de los Hermanos Musulmanes.
Los Hermanos Musulmanes acusaron a al Sisi de planificar un golpe y grupos de derechos humanos afirman que los abusos durante su mandato aumentan diariamente, acusaciones rechazadas por el Gobierno apoyado por los militares.
La administración interina también ha reprimido a algunos activistas seculares que fueron cruciales en el levantamiento que derrocó a Mubarak y que respaldaron la remoción de Morsi. Esos activistas se encuentran en prisión y a la espera de un juicio.
El Ministro de Vivienda, Ibrahim Mahlab, un ex funcionario del Partido Nacional Democrático de Mubarak, sería nombrado primer ministro del nuevo Gobierno, dijo una fuente de seguridad.
Las autoridades egipcias probablemente seguirán preocupadas en su esfuerzo por debilitar aún más y aislar a los Hermanos Musulmanes y combatir la insurgencia islamista.
Militantes islamistas en la Península de Sinaí han incrementado sus ataques contra policías y soldados, matando a cientos de ellos.