El afamado Royal Ballet de Londres, con 96 bailarines de 19 nacionalidades, comenzó anoche sus históricas presentaciones en Cuba con un lleno en el Gran Teatro de La Habana.

Para sus primeras tres funciones en la isla, de cinco programadas esta semana, la compañía inglesa que dirige Mónica Mason escogió Chroma, del coreógrafo Wayne McGregor.

Uno de los momentos más esperados de la noche lo ofrecieron la bailarina española Tamara Rojo y el cubano Carlos Acosta, al interpretar el pas de deux de El corsario.

Rojo, quien ya ha bailado varias veces en Cuba, declaró que la presencia del Royal en La Habana es una "una ocasión increíble" para que los ingleses conozcan a "un público tan entendido y apasionado por la danza como el cubano".

La contemporánea pieza Chroma, del célebre coreógrafo Wayne McGregor, puso al descubierto las exigencias fisicas que demanda a cada bailarín un juego que deshace la teoría del conocimiento sobre el cuerpo humano.

La luz y el movimiento se conjugaron en un espacio mínimo para dar paso al cuerpo arquitectónico, en esa máxima del anatomista y fisiólogo checo Jan Evangelista cuando apuntó: los engaños de los sentidos son las verdades de la percepción.

A los divertimentos les fue reservada también otra estela de aplausos y exclamaciones de bravo.

Alina Cojocaru y José Martin demostraron talento histriónico en el pas de deux Las voces de la primavera, mientras que Roberta Márquez y Edward Watson encarnaron la escena del balcón de Romeo y Julieta, coreografiada por Kenneth MacMillan.

El duetto de Mara Galeazzi y Thiago Soares protagonizó otro pas de deux, Farewell, en que los intensos arabescos de la primera y los saltos en giros de su contraparte devinieron no solo expresión amorosa sino diatriba contra el destino.

Thais, pas de deux, interpretado por Leanne Benjamín y David Makhateli respondió a ese lirismo musical que inspiró la ópera de Massenet, saturado de un humor etéreo y romántico como lo concibió el coreógrafo Frederick Ashton.

De este último, su pieza Un mes en el campo, adaptación libre de la obra teatral en cinco actos del escritor ruso Ivan Turgueniev, trajo a la escena del Gran Teatro habanero a Zenaida Janowsky y a Jonathan Cope.

Entendido como un ballet de acción condensada aunque elocuente, ofrece grandes oportunidades a los bailarines de carácter, que se valen también de la exquisita escenografía de Julia Trevelyan.

El Royal Ballet tributará hoy un homenaje a la prima ballerina assoluta Alicia Alonso en un programa que contempla actuaciones compartidas con figuras del Ballet Nacional de Cuba. Alonso, quien estuvo presente en el debut, agradeció la presencia del Royal y se declaró esperanzada en que "todas las compañías del mundo" visiten La Habana.

La compañía londinense terminará sus presentaciones en Cuba con Manon, en el teatro Karl Marx, el mayor de la isla, con capacidad para cinco mil personas.

"Es formidable ver un espectáculo tan variopinto, por la cantidad de nacionalidades que convergen en la compañía, y cómo se pueden juntar para hacer algo tan cromático", comentó Esteban Martínez, uno de los espectadores del debut.