Son las 17.30 y en Alejandro Selkirk -una pequeña isla que es parte del archipiélago Juan Fernández- suena la radio VHS. Quien llama es Patricia, desde el Centro de Comunicaciones Náuticas del sindicato de pescadores de Robinson Crusoe. ¿El motivo? registrar el despacho semanal de las inéditas actividades que se realizan desde el 5 de marzo en la isla, que está a 96 millas náuticas del poblado San Juan Bautista.

Quien atiende el llamado es Susan Paredes, la primera profesora de Alejandro Selkirk y quien dio vida, junto a siete estudiantes que cursan entre primero y cuarto básico, al plan piloto de llevar educación a los hijos de los pescadores de Juan Fernández que se trasladan a la isla para extraer langostas durante seis meses al año. Con algo de interferencia, Susan atiende el llamado de La Tercera y cuenta su experiencia.

"Como educadora es gratificante aportar con un granito de arena a la educación del país en un territorio tan aislado. Esto es nuevo y hay hartas carencias a las que uno se adapta", señala la profesora del anexo multigrado del Colegio Insular Robinson Crusoe.

Laura Contreras Schulz y Noelia González Paredes (1° básico); Samuel López de Rodt, Rafaela González Mena y Aarón González Llanquín (2º); Krishna Castillo Camacho (3º) y Vicente Tobar Briceño (4º), son quienes, con el campanazo de la capilla, ingresaron a clases en la primera escuela.

"Fue raro para los niños que no tuviéramos campana propia. El detalle se nos fue, pero el alcalde se encargó de traer una", relata con risas la maestra que viajó sola a cumplir con el desafío, tras ganar un concurso público.

El entusiasmo y colaboración de los apoderados han sido claves en el funcionamiento de la nueva escuela.

"Los papás se levantan súper temprano para hacer andar el generador, porque a esa hora no tenemos luz y estamos iniciando la mañana con velas. Es necesario que llegue el tambor con combustible", plantea la profesora a través de la radio a Patricia, quien toma nota de cada comentario, para hacerlos llegar al municipio.

LA VIDA EN SELKIRK

En un viaje que toma habitualmente 12 horas de navegación desde Robinson Crusoe. Hasta allá fueron llevados todos los libros e infraestructura necesaria para hacer clases durante los seis meses (marzo-mayo / octubre-diciembre) en Alejandro Selkirk.

Más allá de ese período no es posible habitar la isla, explica la administradora de educación municipal de Juan Fernández, Valezca Estay: "De mayo a septiembre es tiempo de veda y Conaf levanta base. Nadie puede vivir allá, porque es Parque Nacional y se protege".

Durante ese tiempo, los alumnos volverán a sus aulas en el Colegio Insular de San Juan Bautista, pero concluirán el año nuevamente en Selkirk.

"Lo que se está haciendo en el archipiélago por una parte es disminuir un costo emocional, porque es duro para un niño separarse de sus padres por seis meses", indica Estay.

De ser bien evaluado, el proyecto aspira a doblar la matrícula el próximo año, lo que, en paralelo, es visto por la comunidad de Robinson Crusoe como un nuevo territorio de soberanía permanente del país.