Las condenas a muerte en Estados Unidos cayeron en 2011 por debajo del centenar, por primera vez en 35 años, mientras que las ejecuciones de reos continuaron a la baja, indicó un informe del Centro de Información sobre la Pena de Muerte (CPIC, por su sigla en inglés), publicado hoy.

Según el organismo el número de sentenciados a la pena capital este año disminuyó a 78 personas, por debajo de los 112 condenados en 2010 y mucho menos de los 224 en 2000 o los 315 en 1996, año récord.

A su vez, en 2011 fueron ejecutados 43 internos del corredor de la muerte, tres personas menos que en 2010 y prácticamente la mitad de los 85 ajusticiados en el año 2000.

El informe subraya la importancia que ha tenido que Illinois aboliera la pena de muerte en enero, con lo que se convierte en el cuarto estado que abandona la pena capital en cuatro años y sitúa que en 34 estados aún está instaurada esta práctica.

Además, el gobernador de Oregón, John Kitzhaber, declaró una moratoria de ejecuciones, por lo que se ha reducido a trece el número de estados que ha aplicado la pena capital este año.

Por estados, Texas volvió a ser el que más condenas a muerte sumó, con 13 ejecuciones, cuatro menos que en 2010, seguido de Alabama (6), Ohio (5) y Georgia (4).

Asimismo, el CPIC asegura que cada vez un mayor número de estadounidenses muestra su descontento con la pena capital y recuerda el rechazo público que provocó la muerte por inyección letal de Troy Davis en septiembre.

Davis fue ejecutado en el estado de Georgia pese a las dudas y lagunas procesales que motivaron su condena por el asesinato de un policía en 1989. El reo, al que se le rechazó una petición de clemencia, negó hasta el último momento haber cometido el crimen.

El informe del CPIC indica que el apoyo popular a la pena de muerte en Estados Unidos ha caído continuamente en los últimos años y en 2011 se situó en el 61%, mientras que aquellos que se muestran en contra de esta forma de imponer justicia aumentaron al 35%.