Sebastián Kalm (24 años), el reciente MVP de la liga ProRugby de Estados Unidos, se ha decidido. Desde los 14 años planificó su vida para proyectarse como un rugbista profesional, entendiendo que en Chile esa opción era nula. Por ello es que apenas terminó su educación media, en 2011, junto a su padre comenzó a buscar opciones en Norteamérica y Europa para desarrollarse, hasta que finalmente la halló.
La Universidad de Lindenwood fue la que lo acogió para desarrollarse como jugador en la liga universitaria, donde se graduó de Bachillerato en Ciencias Financieras. Sabía que debía llegar ya formado, pues pese a que este deporte recién comience a tomar fuerza en el país, opacado por los millones de dólares y fanáticos que se lleva la NFL, la exigencia es total.
Desde los 14 años que se entrenó de forma personalizada e incluso hizo un video con sus jugadas, como cualquier deportista profesional, para ser aceptado como jugador.
El año pasado comenzó a jugar profesionalmente junto a los Ohio Aviators. El tercera línea lo hizo tan bien que su talento lo llevó a una encrucijada. Han pasado cinco años desde que se marchó y, ahora, Estados Unidos lo tienta para jugar por las Águilas.
La opción es muy cierta. Por su buen rendimiento (fue capitán con los Leones el equipo de su universidad, y campeón nacional universitario en rugby seven) además de su biotipo, acorde las exigencias del rugby de primer nivel (mide 1.86 y pesa 104 kilos) ha participado constantemente en campamentos de entrenamiento junto a la selección absoluta estadounidense, siendo seguido de cerca por los entrenadores y directores de la USA Rugby, quienes ya le dijeron que lo quieren en sus filas.
Por ello es que no ha participado junto a los Cóndores en un partido oficial adulto y está a menos de 200 días de residencia estadounidense para ser elegible, por lo que su decisión ya está tomada. "Para mí, decirle que no a Chile no es fácil. Es doloroso, pero estoy tomando una decisión por mi carrera y para llegar lo más alto que pueda. Lo que me motiva hoy es jugar un Mundial", confiesa.
Kalm jugó un Mundial M-20 junto a la selección nacional, por lo que conoce a todos los que hoy componen a los Cóndores. "Me pesa no poder jugar con Chile, porque ahí están todos mis amigos (...) Pero yo siempre he sido transparente, nunca escondí mis intenciones. En la selección me apoyan. Hasta entrenadores me han dicho que si ellos estuvieran en mis zapatos, tomarían la oportunidad que tengo" explica, defendiéndose.
Kalm aún no sabe si será o no llamado a la selección estadounidense, pero de serlo, su respuesta será positiva. Si no: "Mi corazón está acá y Chile sigue estando en los planes, pero mientras exista esta posibilidad, ellos saben y yo sé que es lo que me hará mejor a mí y que es lo que debo perseguir hoy".
Sebastián se formó en Old Boys, el club del colegio Grange. Allí compartió camarín junto a otros que internacionalizaron su carrera, como Ramón Ayarza y Pablo Huete, que hoy juegan en el Top 14 francés, defendiendo al Bayonne. Por ello, su análisis respecto a la proyección que tienen los chilenos en el extranjero es clara: "Hay muchos que les podría ir bien jugando afuera. Falta atreverse".
Normalmente, son los rezagados de las selecciones de primer orden los que se nacionalizan por países menores. Con Kalm, la historia es al revés. Su ascenso no entiende de banderas.