Confesiones de universitarios

Los alumnos de 44 universidades abrieron páginas en Facebook para que los estudiantes se "confiesen". Y lo hacen en masa. Sexo, diferencias sociales y políticas, discriminación, relaciones amorosas. De eso hablan. "Hay un poco de infantilismo y afán de diferenciación", dicen los especialistas. El fenómeno llegó hace menos de un mes a los planteles. A los colegios, hace dos semanas




La primera apareció el 29 de abril, la de la Universidad Católica, y ya tiene 14 mil seguidores y más de 800 posteos. El 9 de mayo se creó la de la Universidad del Desarrollo y esta semana contabilizaba 5.000 seguidores y 1.000 comentarios. La Universidad Diego Portales también está y suma 5.816 adeptos y 4.672 confesiones. La Universidad de Chile (se creó el 7 de mayo), lo mismo, con más de 6.000 seguidores y 1.400 posteos. Y la Universidad de Valparaíso abrió su página el miércoles pasado, en la noche. En menos de 24 horas ya tenía 14 confesiones y 110 seguidores.

Hace un mes no existían. Y hoy, de las 56 universidades del país, hay 44 que tienen páginas en Facebook creadas por alumnos bajo el rótulo "Confesiones" (el apellido es el nombre de la universidad a la que pertenecen esos alumnos). En ellas, los estudiantes de cada establecimiento hablan de lo que quieren.

Y hasta ahora, lo que quieren es hablar de sexo, de discriminación, de conflictos amorosos, de "hijitos de papá", de "flaites", de "fachos", de "comunistas"; de que les carga la carrera o que es muy exigente.

Es un fenómeno nuevo y de muy rápida expansión. Explotó en octubre del año pasado en las universidades europeas y en febrero ya estaba en las de Estados Unidos, Harvard incluida. Acá llegó a fines de abril y esta semana comenzaron a sumarse los colegios, que partieron creando sus propias páginas, aunque con una dinámica algo diferente.

La mecánica para participar es simple: si alguien quiere publicar una confesión tiene que escribir lo que quiere hacer público en un formulario creado por los administradores -también anónimos-, quienes hacen de "filtro" respecto de lo que se publica o no. Los únicos a cara descubierta son las personas que ponen "Me gusta" o comentan las publicaciones, porque deben hacerlo a través de sus cuentas de Facebook.

"La idea prendió porque se dicen las cosas que nadie se atreve o que tenían bien guardadas", dice el administrador del sitio Confesiones U. de Chile, a Tendencias.

Y David Hookstead, uno de los administradores de la página (creada el 11 de febrero) de la Universidad de Wisconsin-Madison, que cuenta con más de 25 mil seguidores, comenta que el éxito de estas páginas se debe a que "las personas se sienten atraídas debido al secreto detrás de éstas".

Pero para el autor de Sicología del ciberespacio, el sicólogo John Suller, de la Universidad Rider, pasa más bien por el hecho de que en la red, las personas sienten que el anonimato les permite "jugar", sentirse algo ajenos a sí mismos y, por eso, decir lo que muchas veces no dirían públicamente.

De acuerdo a los especialistas, esta inclinación por el anonimato tiene que ver con la inmadurez. "Los inseguros necesitan ser anónimos, descargar su malestar o sus inquietudes sin exponerse y sin que haya represalias", comenta Ana Vargas, sicóloga de la corporación Ser Joven.

También, dicen los entendidos (a quienes Tendencias les entregó los links de las páginas y un compilado de frases), lo que reflejan los posteos es la búsqueda algo adolescente de la diferenciación (por eso los posteos con evidentes exageraciones) y la manera algo infantil de abordar algunos ámbitos (las descripciones sexuales).

"Confieso que veo confesiones Uandes para ver si sale mi nombre por alguna parte #Forever alone#". Confesión #1173, Universidad de Los Andes.

"Odio que en la u sea tan difícil tomar, fumar y tener sexo, seríamos mucho más felices si tuviéramos más libertad!". Confesión #539, UDD.

"Confieso que estoy chata de unos ñoños que ocupan la mesa del casino de R3 para jugar con sus psv o computadores y todo el rato hablan de que pasaron el nivel y no sé que, están ahí todos los días ocupando como 2 mesas, nisiquiera comen, juegan todo el rato !". Confesión #452, Universidad Andrés Bello.

"Confieso que hay una mina que anda detrás mío, soy su amigo y todo, pero no me gustaaaaaaaaaa, es más fea que pegarle a la mamá y nosé que wea hacer le tiro tallas pesas, la dejo hablando sola, pero sigue webiandomeeeeeeeee, algún consejito cabros? :c", Confesión #3793, Universidad Diego Portales.

"Confieso que creo que el 80% de las cosas que se escriben aquí son mentiras, pero igual las leo porque me cago de la risa". Confesión #55, Universidad Mayor.

"No parecen textos de personas adultas. No es que no tengan importancia, pero sus problemas están más cerca de la adolescencia que de la adultez", dice Fernando Contreras, académico de la U. Alberto Hurtado que ha revisado estas páginas.

DEL SEXO A LOS CONFLICTOS AMOROSOS

Si de un tema hay miles de posteos, es de sexo y conflictos amorosos.

"Confieso que tengo 22 años y soy virgen y me importa un p... que me digan "oye, yapo y cuándo?!" Aún espero a mi negro sensual que me azote!". Confesión #688 de la UDD.

"Confieso que anoche bailé con mi ex en bar Arena, hoy me llama diciéndome que el pololo la mandó a la chucha... la hice!!!", es la confesión #248 de la página de la U. Católica de Valparaíso.

"Confieso que mi pololo no me pesca, me trata mal, no me llama ni me manda mensajes, y cuando converso con él me trata mal. No puedo terminar con él porque tengo pocos amigos(as) y si termino quedaría muy sola...". Comentario #579 de la página de la PUC.

"Confieso que dejé embarazada a una compañera, nadie lo sabe, excepto yo y ella y no sabemos qué hacer... no quiero dejar los estudios por andar embarazando pendejas", posteo #649 de la Universidad de Chile.

Son jóvenes que se están desinhibiendo en términos online, dicen los especialistas, algo que define a esta generación.

Y si bien eso de declararse y contar experiencias medio espectaculares ya se había visto en los chat, grupos y foros, lo interesante acá es que se da en un marco territorial, dice el sociólogo y socio director de Ekhos, Gonzalo Tapia: "Se están desinhibiendo en un territorio particular y conocido".

En esos términos, Daniela Carrasco, sicóloga especialista en adolescentes de la U. Diego Portales, explica que esto de buscar tanto el lugar público y mostrar algo que, se supone, es íntimo hay que entenderlo como un espacio de alivio para jóvenes que a veces no tienen con quién conversar y que en estas páginas encontraron un espacio de desahogo y de aprobación.

Y un espacio, además, que resulta más utilitario en términos de relaciones, para los hombres. Ana Vargas lo ve en su consulta: "Los hombres son menos abiertos a hablar lo que les pasa, por eso necesitan estos espacios de anonimato y esperan recibir respuestas". Por eso la solución que tienen es declararse por Facebook, escribir sus fantasías sexuales y esperar que el sexo opuesto reaccione:

"Confieso que el sábado vi a la mina que me gusta carreteando y más curaa que la mierda, y en ese momento dije... No, no me la voi a agarrar para hacer las cosas bien. Hoy pienso... me aweoné". Confesión #467, UDD.

"Confieso que me tiene babeao una mina de agronomía, Antonella, debe ser una diosa afrodisiaca .... Pero es mucha carne para tan chico y poco gato que soy". Confesión #290, PUCV.

Bajo esa lógica, en las páginas ellas, mucho más que ellos, son directas al hablar de sexo. Los hombres, en cambio, se refieren más a menudo a los problemas amorosos.

Ahora, la dificultad que subyace en este tipo de espacios de expresión es qué pasa con los que confiesan o escriben en serio, que piden ayuda, consejos (dejé embarazada a mi polola, ¿qué hago?) y no encuentran eso que buscan o reciben bromas a cambio. "Entonces sigue el mismo rol de la sociedad: no los contiene. Nadie los contiene", dice Ana Vargas.

"CUICOS Y FLAITES"

Del sexo a las clasificaciones que los distancian. "hijitos de papá", "rotos", "flaites", "fachos", "huecas", "resentidos". Todo el lenguaje va hacia quién es quién en el mundo universitario. Las descalificaciones son mutuas y la necesidad de reconocimiento también.

"Confieso que odio a todos los abajistas del JGM (campus Juan Gómez Millas), específicamente de Filo y humanidades; se creen pobres o proletarios y se les nota en la forma de hablar que nacieron en cuna de oro, algunos estacionan el auto afuera para que nadie cache que ni cagando toman micro, y encima se gastan un dinero absurdo en copete y marihuana, y dicen luchar por la 'clase trabajadora?". Confesión #411 de la Universidad de Chile.

"Confieso que entré a la UAH esperando que sea una PRIVADA N-O-R-M-A-L con gente de buenos colegios y buenas familias, con buenos apellidos y centrada en sus estudios... y me encontré con ustedes;D pero me caen bien xD". Confesión #378, U. Alberto Hurtado.

"Confieso que me avergüenza que nuestra U tenga un ramo que se llame "Errores de Marx en la Historia Universal", sé que la mayoría son fachos y weas, pero más de mil millones de personas mueren de hambre y el ciudadano promedio vive con 2 dólares per cápita, por lo tanto puedo asimilar que no sería malo que existiera una clase llamada "errores de aplicación al Neo-liberalismo en el mundo...". Confesión #406, U. Adolfo Ibáñez.

Lo que perciben los expertos es que esta generación tiene una necesidad de ser escuchada desde la insatisfacción, la queja o el reconocimiento. Son jóvenes que aún no tienen una identidad totalmente definida. "Si en la pubertad esperan sentirse parte de algo, de grupos, después de los 17 y en adelante necesitan sentir que tienen una identidad distinta a los otros", dice Juan Pablo Westphal, sicólogo de Clínica Santa María. Por eso, algunos confiesan ser cuicos y otros flaites. Y el resto sale a criticar a unos y otros.

Esa indefinición identitaria los deja en evidencia cuando no saben qué posición tomar. Eso se nota en las confesiones respecto de la diversidad sexual: la aceptan, pero les incomoda. "Viven en esa contradicción, con el deseo de ser alguien que no son, pero también rechazando sus orígenes y entre los paradigmas clásicos y modernos. En el mundo público se mueven en la aceptación de la diversidad, pero tienen otro discurso interno", explica Edmundo Campusano, sicólogo de la U. Mayor. Y como no saben en qué punto ubicarse y el juicio social es muy fuerte, a veces es mejor recluirse y hablar en espacios anónimos.

Y ya, bajo ese escenario, y también en un afán diferenciador, los universitarios quieren impresionar y provocar. Muchas de las confesiones, en esos términos, caen en lo inverosímil o en lo abiertamente transgresor.

Por eso, más que confesiones, la gran mayoría son declaraciones que buscan que los lectores se impacten. "Eso también es muy infantil. Me imagino un cabro con espinillas riéndose detrás de un computador", ejemplifica Fernando Contreras.

Quizás por eso, en estas páginas los jóvenes confiesan lo que hicieron en el baño, en la fiesta o cuando se tomo unas (o varias) copas de más. "Este registro es más lúdico, como de decir lo que no sería posible decir o lo que nadie te creería en la cara", agrega.

Hasta dónde llegarán estas confesiones o cuánta vida les queda después de que haya pasado la efervescencia. Nadie sabe, para Europa y Estados Unidos, es un fenómenos demasiado reciente y que aún no se estudia. Lo que sí, los especialistas coinciden en que es material de análisis, porque como dice el administrador (anónimo) de la página de Facebook de los alumnos de la Universidad de Chile, "la forma de comunicarse cambió... Cada vez se usa menos hablar".

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