Confieso mi lugar

<img alt="" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200911/586906.jpg" style="padding: 0pt; margin: 0pt;" width="60" align="left" border="0" height="13"> Porque sólo una mente creativa puede describir con palabras tan breves y a la vez tan potentes la tierra que lo acoge cuando se arranca de Santiago, dedicamos estas líneas al publicista Kiko Carcavilla y su refugio de descanso en Pucón.




Cuatro arquitectos fueron los encargados de proyectar esta casa de Pucón para una familia que buscaba, ante todo, un escondite donde pasar sus días de vacaciones en desconexión total.

"Una pequeña bandurria nos trazó el lugar donde tendría que ir", afirma Kiko Carcavilla al referirse a la historia de su casa en Pucón. Se construyó hace seis años dentro del predio Saltos de Marimán, en una suave pendiente rodeada de bosques nativos. Lo que se puede decir de este sitio, luego de conocerlo y por lo que Kiko nos narró durante la entrevista, es que parece venir de un poema. "Ese misterioso círculo de uno de los lugares de la tierra que te permite ver más allá de lo aparente". Así lo define, y recalca que esa paz evidente y oculta es lo que a él y a su señora, Mariella Fernández, los convenció de elegir este pedazo de Chile para levantar una casa de temporada, donde pasar sus días de descanso junto a hijos, nietos y amigos.

Es aquí donde realmente este publicista y director creativo general de la agencia Lowe Porta se conecta con la tierra, se desenchufa de la rutina citadina y encuentra ese refugio que sólo un "útero materno", como define su hogar, puede ofrecer.

Su potente arquitectura, delimitada por un único espacio horizontal que fielmente se adecua al entorno, es obra de los arquitectos Mirene Elton, Mauricio Léniz, Tomás Mckay y Álvaro Ramírez, quienes diseñaron el recinto inspirándose en el paisaje austral, en las piedras lajas y en esas estructuras de madera tan típicas del sur de Chile.

"Queríamos que fuera simple y se integrara con el paisaje", detalla Kiko, quien desde un comienzo pensó el living con cocina integrada como el rincón más protagónico, ahí donde poder hipnotizarse con el ardiente fuego de la chimenea, disfrutar de un copa de vino y entablar sin prisa una rica conversación. "Esta parte era lo más importante para nosotros, ya que la idea era que nos reuniera a todos", explica.

Y así se cumple cada vez que viajan hasta Pucón, "cuando puedo escaparme", confiesa, y juntos son testigos de la unión familiar que se da naturalmente en esta casa, nacida de un imaginario sureño.

Con buen gusto se puede hacer convivir contemporaneidad con rusticidad de materialidades.

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