A pesar de las manifestaciones de junio de 2013 -cargadas con el simbolismo de un movimiento popular por la renovación política y avance en los derechos sociales-, el resultado de las elecciones del domingo en Brasil reveló un giro en otra dirección.
En Río de Janeiro, por ejemplo, Jair Bolsonaro conquistó más de 460.000 votos, casi cuatro veces más de lo que obtuvo en 2010, coronándose como el diputado más votado en el estado. Mientras que en Acre, Gladson Cameli, con 36 años, fue elegido el senador más joven de Brasil. ¿Qué tienen en común? Integran las filas del Partido Progresista (PP), un movimiento que, pese al nombre, defiende posturas conservadoras. Una tendencia que, según un estudio del Departamento Intersindical de Asesoría Parlamentaria (Diap), será la tónica del Congreso que se instale en febrero próximo: una presencia importante de legisladores conservadores.
El aumento de militares, religiosos, ruralistas y otros segmentos más identificados con el conservadurismo refleja, según el director del Diap, Antonio Augusto Queiroz, ese nuevo estatus. "El nuevo Congreso es, seguramente, el más conservador del período post 1964", comentó el analista al diario O Estado de Sao Paulo.
Parte consistente del conservadurismo, según Queiroz, proviene de la "bancada evangélica". El análisis preliminar del Diap identifica 52 diputados que integrarán ese grupo en la próxima legislatura. De éstos, 14 son nuevos y 38 fueron reelectos. Pero Queiroz cree que el número de legisladores de esta corriente debe crecer. "La bancada evangélica va a ser un poco mayor, pero con una diferencia: nombres de mayor peso dentro de las iglesias, para coordinar mejor y articular los intereses de ese segmento junto al Congreso".
Asimismo, el Diap señaló un crecimiento consistente de policías y militares electos. Queiroz estima que el aumento de parlamentarios con este perfil debe llegar al 30%. "Ese grupo, necesariamente, va a ser parte de la 'bancada de bala', porque defiende la defensa individual", dice, en alusión al lobby de la industria armamentista.
Militar retirado, Bolsonaro, por ejemplo, critica abiertamente a homosexuales y consumidores de drogas. También apoya la pena de muerte. "Si el objetivo es que el tipo abra la boca, entonces hay que reventarlo", opina sobre el uso de apremios ilegítimos. "La elección de Bolsonaro muestra claramente que en Brasil existe una parcela creciente de la población, principalmente en las clases medias y altas, que tiene una visión muy conservadora del mundo. Son los mismos que atacan al PT porque consideran que sólo gobierna para los pobres", opina el analista político Felipe Borba.
Y mientras evangélicos y militares aumentan su presencia en el Congreso, el Diap también detectó que la llamada "bancada sindical" sufrió un fuerte revés en las elecciones: se redujo de los actuales 83 representantes a sólo 46.
Ante este escenario, temas como el matrimonio de personas del mismo sexo y la descriminalización de las drogas y del aborto -asuntos presentes en los debates de la primera vuelta presidencial- tendrían pocas chances de ser abordados por el nuevo Congreso. "Puedo afirmar con seguridad que habrá un retroceso en relación con esas pautas. Si en el actual Congreso hubo dificultad para que ellas prosperaran, en el próximo eso será mucho más ampliado. Hubo una reducción de quienes defendían esa pauta en el Parlamento y prácticamente se dobló (el número de) quienes están en contra", dijo Queiroz, quien considera que, en caso de que el candidato del PSDB, Aécio Neves, sea electo presidente, temas como la reducción de la mayoría (de edad) penal, considerada una propuesta conservadora, pueden avanzar fácilmente en el Congreso.