En el tenis, generalmente, los padres mantienen un bajo perfil en relación a sus hijos. Sin embargo, en los últimos años ha habido ciertas excepciones. Hace unos días, Srdjan Djokovic, progenitor de Novak Djokovic, el actual número uno del mundo, lanzó duras críticas hacia Rafael Nadal y Roger Federer.
"Nadal era su mejor amigo durante aquellos tiempos en que siempre le ganaba. Cuando eso cambió, ya no fueron amigos. Eso no es de buen deportista. Eso es lo que Novak tiene dentro y ellos no", señaló sobre el hispano. Mientras que sobre el suizo, quien calificó como "broma" los problemas físicos de "Nole", manifestó que "puede ser aún el mejor jugador de tenis de la historia, pero como persona es totalmente lo opuesto. Atacó a Novak en la Copa Davis en Ginebra, comprendió que es su heredero e intentó todo para desacreditarlo".
Las declaraciones de papá Djokovic no son nada si se les compara con los actos de John Tomic, padre y entrenador del australiano Bernard Tomic. El progenitor le rompió la nariz a Thomas Drouet, compañero de entrenamientos de su hijo. La agresión se produjo el 4 de mayo durante el Masters 1000 de Madrid.
Actualmente, un tribunal español prepara la sentencia, que podría ascender a los dos años de prisión por delito de lesiones. Eso sí, la legislación ibérica permite esquivar la cárcel en penas de hasta 24 meses.
Este incidente no es el único. De hecho, su propio hijo tampoco lo soporta, y en el Masters 1000 de Miami de 2012, durante un partido ante David Ferrer, le solicitó al juez del partido que expulsara a su padre del court. Este movía constantemente la cabeza en señal de desaprobación al juego que realizaba su pupilo, lo que hartó al jugador, quien solicitó el desalojo. Sin embargo, el árbitro no tenía las facultades para hacer eso. A cambio, le aplicó un código de conducta por coaching, algo que igualmente el tenista oceánico agradeció.
El terrible Damir
En el circuito femenino, hay historias realmente tristes. Una de ellas es la de la australiana Jelena Dokic, cuarta del mundo en 2002. Su padre y técnico, Damir, un antiguo militar y boxeador serbio, abusó física y sicológicamente de ella durante varios años. Además, la tenista reconoció que pagó altas sumas de dinero a su progenitor para que no siguiera agrediéndola. La relación se cortó en 2009, cuando ella decidió renunciar a verlo.
Al conocer esta determinación, Damir no tuvo reparos en expresar que "los australianos, los croatas y el Vaticano habían lavado el cerebro" a su hija, que deseaba "lanzar una bomba nuclear en Sydney" y que contemplaba "matar a algún australiano" para desahogarse.
Otro caso célebre es el de Peter Graf, padre de la leyenda alemana Steffi Graf. En un comienzo fue entrenador de la tenista, para luego convertirse en su manager. En 1995 fue condenado a tres años y nueve meses de prisión por evasión de impuestos, al no declarar algunos contratos publicitarios de la ex número uno del mundo. Esta situación le costó el divorcio. No obstante, su hija manifestó completa solidaridad con él.
Otro caso histórico es el de Jim Pierce, padre de la francesa Mary, ganadora de Roland Garros 2000. En 1993, la tenista obtuvo una orden de restricción contra él, por constantes abusos físicos y sicológicos. La WTA también tomó cartas en el asunto y le prohibió el ingreso a todos los torneos del circuito.
Para Arantxa Sánchez Vicario, la relación con sus padres le provocó un descalabro financiero. Hace un par de años, la ex número 1 del mundo reconoció que su mamá y papá la dejaron en la quiebra, además de confesar que la hicieron sufrir bastante durante su carrera. Por todo eso, ya no tiene relación con ellos.
La familia no siempre es la mejor compañía.