Gracias Chile por darme la fuerza para levantarme todos los días, entrar a una cancha y sentir, por muy lejos que estuviera, que estaba en casa.
Gracias Chile por acompañarme a lo largo de mi carrera, de comienzo a fin, tanto cuando obtuve medallas en Atenas o Beijing, títulos en Viña, Orlando o Basilea, como cuando el físico no me acompañaba y la derrota era inevitable.
Gracias Chile por hacerme sentir orgulloso de mi gente, de las personas sencillas de este país que sueñan con ser mejores y que siempre me inspiraron.
Gracias Chile por unirse y suspender, aunque sea por unos minutos, todas las diferencias para compartir las alegrías de mis triunfos como si fueran de ustedes.
Gracias Chile por esos días de locura cuando fuimos recibidos en La Moneda, tras los juegos olímpicos, y retribuirme con tanto cariño.
Gracias Chile por estar hoy conmigo, cuando termino una etapa y comienzo otra, con la certeza de que me seguirán apoyando en mis nuevos sueños.
Porque me dieron el coraje, las ganas de levantarme cuando caía, el horizonte hacia donde mirar cuando estaba lejos, la música que me acompañaba en mis viajes, los paisajes que soñaba cuando estaba lejos, los amigos que más quiero y la familia que tanto amo, gracias Chile.
Espero retribuirte y estar a la altura de lo que me has dado. Di todo en mi carrera como tenista, pero ahora seguiré dando más, aportando con mi experiencia para que sean más y más las personas que puedan, como yo, ser tan agradecidos de este país que me ha dado todo y de su gente que me llena de tanto orgullo.
Gracias Chile.