Políticos y empresarios bolivianos concurrieron ayer a la casa del cónsul de Chile en La Paz, Roberto Ibarra, para despedirse del diplomático, quien asumirá en Santiago como tercer hombre del Ministerio de RR.EE.
La actividad -a la que asistió el vicecanciller Alberto van Klaveren, quien se reunió ayer en La Paz con su par boliviano, Hugo Fernández- marcaba el fin de la gestión de Ibarra, atravesada por el buen momento de las relaciones chileno bolivianas.
Al llegar en 2006, la misión de Ibarra era elevar los lazos con Palacio Quemado y dar continuidad al primer acercamiento que tuvieron, en febrero de ese año, Evo Morales y Ricardo Lagos. Sin embargo, la instrucción implicaba mantener un delicado equilibrio: no provocar sobreexpectativas sobre una salida al mar.
El perfil del embajador se ajustaba a ese diseño. Diplomático de carrera, ex director de América del Sur y valorado por el oficialismo, Ibarra se había iniciado en la embajada en Argentina en 1978, en el conflicto del Beagle.
En La Paz, el principal hito de su gestión ocurrió, a mediados de 2006, cuando ambos gobiernos acordaron la agenda de los 13 puntos. Era la primera vez que Chile se abría a conversar formalmente la aspiración marítima boliviana, junto a materias de integración física, cooperación militar y aprovechamiento de recursos hídricos, entre otros. Uno de los logros de esa agenda es el acuerdo por el uso del río Silala (ver secundaria).
Si bien Ibarra desde la Dirección de Política Exterior podría seguir a cargo de las conversaciones con Bolivia, su salida desde La Paz dejó en una nueva encrucijada a La Moneda.
Para sucederlo, el Ejecutivo quiere a un funcionario que dé continuidad al diálogo, independiente del cambio de gobierno. Pero además, la idea es que posea un perfil político para relevar la importancia de las relaciones con Palacio Quemado.
Aunque aún falta la última palabra de la Presidenta Michelle Bachelet, una de las cartas que propuso el canciller Mariano Fernández es el profesional DC Ricardo Herrera Saldías (48), consejero de la Agencia de Cooperación Internacional.
Pese que Herrera no es diplomático de carrera, desde 1996 ha estado vinculado al ministerio. Fue asesor político de Fernández cuando era subsecretario de Eduardo Frei.
En 2000 fue destinado a Bruselas como agregado de cooperación, donde estrechó lazos con Van Klaveren, embajador en Bélgica. A partir de 2006 se integró al gabinete de asesores del subsecretario.