Por primera vez en su historia, en el primer trimestre de 2016, la venta de agua embotellada superó a la de bebidas carbonatadas en EE.UU. , según datos de Euromonitor International.

Se trata, dicen expertos, de un fenómeno exportable, incluso a países como Chile. Si bien el mercado en el país sigue dominado por las bebidas, con cerca del 60% de las ventas, contra sólo el 13% del agua, según la misma consultora, poco a poco el agua envasada desplaza al de bebidas carbonatadas. En el año 2015, las primeras tuvieron un crecimiento de 8%, contra sólo un 1% de las carbonatadas.

Según Andrés Musalem, analista de investigación en Euromonitor International, "el consumo en Chile pasó de 17 litros por persona en el año 2010 a 26 litros en 2015 (un crecimiento de 53%) y proyectamos que podría llegar a 34 litros para el año 2020".

El fenómeno, entre otras razones, se explica por la asociación saludable que la gente hace del agua. "Existe un grupo emergente en aumento que quiere aprender a comer y a cuidarse para prevenir patologías. Es un grupo más joven que se preocupa de su alimentación, de su vida a largo plazo y que busca orientación", dice Samuel Durán, presidente del Colegio de Nutricionistas.

Según Giselle Muñoz, nutricionista de Clínica las Condes, hoy "la población tiene más conciencia y más conocimiento de que la hidratación más correcta es en base a agua natural. La gente ya sabe que consumir bebidas carbonatadas con azúcar añadida es muy perjudicial para la salud, son calorías vacías que no van a ser requeridas por el cuerpo y que no se van a utilizar, por ejemplo, después de la realización de actividad física".

La industria chilena ha tomado en cuenta las preferencias de los consumidores locales y modificó su carpeta de productos quitando o reduciéndoles azúcar, lo que ha facilitado su penetración. "A los chilenos no les gusta mucho consumir agua pura, entonces la industria ha saborizado y endulzado las aguas con edulcorantes, lo que ha producido este aumento significativo en su consumo en ciertos sectores de la población, ya que se acercan mucho más al concepto 'natural' que una bebida", explica Durán.

De hecho, el único ítem de bebidas gaseosas que crece en el país es el de "reducidas en azúcar" -light, diet y zero- las que en el año 2015 aumentaron 5%, explicando así el aumento de 1% global de esta industria.

Pero los expertos estiman que los consumidores están saltando directo de las bebidas gaseosas al agua, sin necesariamente pasar por las versiones bajas en calorías.

Factor precio

Además del factor "salud", el precio también ha influido notoriamente en esta alza. "El agua tiene un precio unitario generalmente menor a las carbonatadas, lo que hace que no se pague más por algo saludable", dice Musalem.

Aunque no está claro que el nuevo sistema de etiquetado nutricional produzca una disminución en el consumo de algunos alimentos o si las personas cambien sus hábitos de consumo por este etiquetado, en Euromonitor estiman que el nuevo sistema, que obliga a los productores a indicar si las bebidas son altas en azúcar o sodio, puede producir un impacto en el consumidor.

Según Musalem, el etiquetado podría producir "una mayor migración hacia bebidas más saludables", pero que "para tener un panorama más claro, habrá que esperar al menos 18 meses para analizar con validez los efectos sobre las ventas".