"Yo soy la víctima en este caso, la propia UCI me lo ha confirmado", dijo Contador en rueda de prensa.
Según esta versión, el alimento contaminado fue una carne especialmente llevada desde España de buena fe y que sólo ingirieron Contador y algunos de sus compañeros del equipo Astaná el día anterior al del control, el 21 de julio.
"La UCI me comunica esto el 24 de agosto y el 26 me reuní con el grupo médico y le expliqué lo sucedido, pero delante de mí la propia UCI me confirmó que se trataba de un caso de contaminación alimenticia", dijo Contador.
El comunicado de la UCI, dado a conocer anoche, no confirma esta afirmación de Contador.
Se limita a indicar que "el caso requiere una investigación científica adicional antes de que se pueda llegar a una conclusión. La UCI continúa trabajando con el apoyo científico de la WADA (la agencia internacional antidopaje) para analizar todos los elementos relevantes".
DOPAJE
Otro problema para Contador es que, tratándose de un ciclista, la opinión pública en general y gran parte del periodismo reaccionan con resignación: la impresión es que se trata de un deporte en el que "todos, o casi todos" se dopan.
En el caso de Contador, se pasa por alto el hecho de que la suspensión sea provisional, que la concentración detectada sea muy pequeña (50 picogramos, o sea 0,000.000.000,05 gramos por mililitro) y la posibilidad de que se trate de una contaminación alimenticia, como ha ocurrido en otros casos documentados.
Pero el revuelo está justificado, ya que un dopaje pequeño no es moralmente menos repudiable que uno masivo, y además Contador no es un ciclista ordinario: se trata del triple ganador del Tour y solamente el quinto ciclista con las tres grandes coronas: el Tour, el Giro de Italia y la Vuelta de España.
El propio Contador informó que el control fue realizado el 21 de julio pasado y que la primera comunicación de la UCI tiene fecha del 24 de agosto.
Agrega que desde ese momento atribuyó el resultado a una contaminación alimentaria, "teniendo en cuenta la cantidad de controles que ha pasado (…) durante el Tour de Francia, lo que ha permitido delimitar exactamente tanto el momento de la aparición de la sustancia como la ínfima cantidad detectada".
Entre las autoridades científicas que admiten la posibilidad de una contaminación alimentaria figura el doctor Don Catlin, reconocido internacionalmente como "uno de los padres del control antidopaje", según consignó el New York Times en un reportaje de setiembre de 2007.
Aún en el caso de que se trate de una contaminación alimentaria, Contador podría ser despojado de su victoria en el Tour y castigado con una suspensión internacional, ya que las normas de la WADA determinan que el deportista es responsable de cualquier sustancia que se incorpore a su metabolismo.
Pero la justicia deportiva tiene tantos o más vericuetos que la ordinaria.
Un ejemplo reciente es el de la nadadora estadounidense Jessica Hardy, cuya elevada concentración de clembuterol en la orina fue atribuida por las autoridades deportivas de su país al consumo de un suplemento nutricional.
En consecuencia, la suspensión de Hardy fue reducida de dos a un año.
Éste será uno de los antecedentes que citarán los abogados de Contador, así como otros de casos de contaminación por alimentos, aunque el uso del clembuterol como anabolizante para el ganado esté prohibido en muchos países.
CLEMBUTEROL
El clembuterol es un descongestionante y broncodilatador al que también se le atribuyen propiedades anabolizantes, aunque este uso no es aconsejable en seres humanos.
Como broncodilatador, el clembuterol facilita la oxigenación de la sangre y por consiguiente la prolongación del esfuerzo deportivo y la rapidez de la recuperación, propiedades vitales en un deporte tan brutal como el ciclismo.
El nombre de Contador figuró entre los implicados en la célebre Operación Puerto, un caso de dopaje múltiple de ciclistas y otros deportistas españoles.
Contador fue finalmente exonerado por un tribunal español, en julio de 2006, pero la presunción de culpa era tan grande en el ámbito deportivo que las denuncias y sospechas han seguido sobre el tapete, ensombreciendo su carrera.
En el ciclismo se ha hecho habitual esta presunción de culpabilidad, en vez de la clásica presunción de inocencia en los casos todavía sin un fallo de la justicia.
La gran excepción a esta tendencia es Lance Armstrong, siete veces ganador del Tour de Francia, sobre quien han recaído numerosas acusaciones de dopaje durante varios años y actualmente es investigado por las autoridades federales de Estados Unidos, pero todavía goza de la simpatía de numerosos aficionados.
Esto se debe a que Armstrong, además de la excelencia deportiva, también representa el triunfo del individuo ante la adversidad, por su lucha contra el cáncer testicular y su habilidad en el manejo de las relaciones públicas.
Entre los acusadores de Armstrong figura su compatriota Floyd Landis, quien fue despojado de su triunfo en el Tour de 2006 y cayó en desgracia por dopaje.
Ahora se abre la posibilidad de que Contador también sea despojado de su título en el Tour, con la consiguiente destrucción de su carrera deportiva.
Este desenlace, que algunos titulares periodísticos ya dan como un hecho, será interpretado por muchos como una nueva prueba de la corrupción generalizada en el ciclismo.
Y dirán que todo sigue igual, que nada ha cambiado en "este deporte corrupto".
Otros, lamentablemente muchos menos, lo interpretarán como una prueba del éxito de la campaña antidopaje.
O sea que a los tramposos se les está acabando la cuerda.
También existe la posibilidad de que la justicia deportiva encuentre "atenuantes" en el descargo de Contador.
Sobre estas diferencias de interpretación gira la discusión y el análisis de los casos de dopaje.
Lo cierto es que el ciclismo es el deporte más contaminado.
Anoche mismo, un programa radial español informó que Ezequiel Mosquera y David García Dapena, corredores del equipo Xacobeo, habían dado positivo un control antidopaje en la pasada Vuelta a España.