Los controladores de Ripley, la familia Calderón Volochinsky, y El Puerto de Liverpool acordaron desistir del acuerdo mediante el cual la cadena mexicana ingresaría a la propiedad de la compañía de retail.
"Con fecha 19 de mayo de 2017, hemos ido informados por las (sociedades) controladoras, que ellas y Liverpool han acordado poner término al acuerdo de asociación, liberando a las partes de todos los derechos y obligaciones estipulados en este. Habiendo transcurrido más de 10 meses del anuncio del acuerdo de asociación se han producido una serie de cambios en el entorno geopolítico y económico de los países y mercados en que ambos operan que motivan esta terminación", dijo Lázaro Calderón, gerente general de Ripley, en un hecho esencial enviado a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS).
En tanto Max David, presidente del Consejo de Puerto de Liverpool, señaló que "con la familia Calderón nos une una historia y una pasión por el retail de más de 25 años. Eventos económicos fuera de nuestro control nos han obstaculizado materializar el ingreso a la propiedad de Ripley en este momento".
El convenio, anunciado a inicios de julio del año pasado, establecía que Liverpool lanzaría una Oferta Pública de Adquisición de Acciones (OPA) por hasta el 100% de las acciones de Ripley controlada en un 52,9% por la familia Calderón Volochinsky, la que se consideraría exitosa si la mexicana lograba adquirir al menos las acciones representativas del 25,5% de la propiedad de la chilena.
Sin embargo el acuerdo establecía que los Calderón Volochinsky no podían vender más del 50%. En la propiedad de la compañía también participan la familia Calderón Kohon con un 12%, mientras un 35% se reparte en AFP, corredoras, gestoras de fondos y personas naturales.
El precio acordado entre ambas firmas fue de $420 por acción, lo que implicaba un premio de 25% respecto a los $334,5, a lo que se cotizaba la acción de Ripley en julio del año pasado, cuando se anunció el acuerdo. Este viernes la acción de Ripley cerró en $470,09.
Inicialmente la OPA debía lanzarse 120 días después del 5 de julio, día en que se firmó el acuerdo. Pero ese plazo fue extendido hasta el 30 de abril y luego a 15 de junio.
La operación estaba sujeta a la aprobación por parte de la Superintendencia de Bancos, ya que el acuerdo incluía que Liverpool ingresara a la propiedad de Banco Ripley. Sin embargo, hasta esta fecha el organimso regulador no se había pronunciado.
Pese al fracaso del acuerdo ambas compañías manifestaron su intención de seguir explorando opciones de negocios conjuntos.
Al respecto, Lázaro Calderón, representante de las sociedades controladoras de Ripley, señaló que "compartimos con Liverpool una visión de negocios común, y esperamos seguir trabajando juntos para buscar áreas de beneficio mutuo que complementen nuestro plan de desarrollo".
En tanto Max David indicó que "el alineamiento de culturas corporativas e intereses, y la complementariedad de los modelos de negocios, nos hacen mirar con optimismo otras opciones de trabajo conjunto y sinergias que esperamos desarrollar en el futuro".