Hillary Clinton podría comenzar a agradecer a su rival Donald Trump la inspiración que ha dado a muchos hispanos para querer votar.

Por convicción o resignación, los electores hispanos que acudirán el 8 de noviembre a las urnas parecen más inclinados a votar por Clinton que por Trump. Algunos la consideran una la solución a sus problemas, mientras que otros lo único que buscan es impedir la llegada al poder del republicano que ha hecho blanco de sus ataques a los inmigrantes.

"Una de las cosas que me asustan es que gane este desgraciado, Trump", dijo Thomas Kennedy, de 25 años y originario de Argentina que este año se naturalizó estadounidense y de inmediato hizo los trámites para poder sufragar y dar su voto a Clinton.

El temor apareció a lo largo de la campaña como el factor común que movilizó a la comunidad latina y ha llegado a ser determinante para los que aún tenían dudas de por quién votar.

"La principal motivación es el miedo, el miedo a la separación familiar, de que no haya una reforma migratoria, de que pierdan sus trabajos por la separación familiar", dijo Iván Parra, quien dirige el programa de ciudadanía y movilización cívica de la Coalición de Inmigrantes de la Florida.

La organización, según el activista, ayudó a unas 2.000 personas con los trámites de naturalización y empadronamiento en el área de Miami y ahora busca motivar al electorado para que salga a votar.

No hay datos duros sobre cómo ha crecido el empadronamiento de los hispanos para esta elección respecto a comicios anteriores, pero sí reportes que muestran un mayor involucramiento de esa comunidad previo a la jornada electoral y estimaciones sobre un voto latino más favorable a Clinton.

Datos de la firma de análisis Catalist muestran que hasta el 25 de octubre hay estados donde una mayor cantidad de hispanos votaron de manera anticipada, respecto a la elección de 2012. En California, por ejemplo, habían sufragado casi 212.000 latinos, cerca de 8.300 más que en los comicios anteriores; mientras que en Texas lo hicieron 163.000, unos 12,060 más que hace cuatro años.

Además, de los cerca de 55,3 millones de latinos que viven en Estados Unidos, se estima que unos 13,1 millones acudirían a las urnas, un 17% más respecto a los 11,2 millones que participaron en los comicios de 2012, según la asociación de funcionarios hispanos NALEO.

Un sondeo reciente de NBC News, Wall Street Journal y Telemundo mostró que el 67% de los electores latinos apoya a la candidata demócrata y sólo el 17% a Trump. El estudio se realizó entre el 10 y el 13 de octubre a 300 votantes latinos, con un margen de error de 5,66 puntos porcentuales.

Pero más que un voto por Clinton, el de los latinos será uno "en contra de Trump", consideró Roberto Izurieta, director de los programas latinoamericanos y de campañas políticas de la Universidad George Washington.

"Las declaraciones de Donald Trump han ofendido y amenazado a la gran mayoría de la comunidad hispana", añadió.

El magnate republicano ha amenazado una y otra vez con deportar a los cerca de 11 millones de inmigrantes que viven en Estados Unidos sin la documentación para residir legalmente, y levantar una muralla en la frontera con México. Ha sacado a relucir crímenes violentos cometidos por extranjeros que residen en el país sin autorización, y ha expresado que negaría estatus legal a cualquier persona que esté residiendo de manera ilegal.

Clinton, en cambio, ha dicho que aplicará las leyes de inmigración de manera humanitaria, que no deportará a padres cuyos hijos hayan nacido en Estados Unidos y que apoyará DACA, una orden ejecutiva que suspendió temporalmente la deportación de 1,2 millones de jóvenes que fueron traídos de manera ilegal por sus familiares cuando eran niños y además les autorizó a trabajar.

Si bien el presidente Barack Obama ha tomado medidas a favor de los migrantes, como DACA, también ha sido blanco de críticas: su gobierno impuso un récord con la expulsión de 409.000 inmigrantes en 2012, aunque en los últimos años redujo el ritmo de las deportaciones (en el año fiscal 2015 fueron repatriadas 235.000 personas).

Kennedy, que teme la repatriación de sus dos padres a su natal Argentina si Trump llega al poder, se naturalizó el mismo día de julio que cumplió los cinco años requeridos, y se empadronó apenas salió de la ceremonia de naturalización, en septiembre.

"Me siento orgulloso de ser parte de este bloque latino que va a parar a Trump, que lo va a tumbar en las elecciones", dijo el joven, residente en Miami y quien está convencido de que Clinton ganará.

Otros también votarán a la aspirante demócrata a la Casa Blanca, a pesar de que no les convence del todo.

"Uno le ha ido perdiendo el amor tanto a uno como al otro (Clinton y Trump), pero hay que votar, porque si uno no vota estamos peor", dijo Julio Peña, un inmigrante dominicano de 68 años que vive en Nueva York. Aunque lleva 42 años en Estados Unidos, fue hasta hace unos meses que se naturalizó y empadronó para sufragar por primera vez en noviembre.

De Clinton, Peña aseguró que "es la mejorcita". Para Trump, añadió, "ninguno de los hispanos sirve. Como no servimos, no debemos votarle".

Francisco Galindo, un colombiano que administra un estacionamiento en el sur de la Florida, se decidió a votar por Clinton después que analizó las declaraciones de Trump sobre los hispanos y las acusaciones de mujeres que alegaron que el candidato abusó de ellas. Se naturalizó en 2012, pero no se había empadronado antes porque no lo veí­a como algo "tan importante". Eso cambió.

"Ninguno de los dos me motiva, pero esta es una elección tan especial que la opción de Hillary es la mejor entre las que hay", aseguró.