El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, recibirá mañana a su homólogo iraní, Mahmoud Ahmadinejad, en una visita polémica que está generando numerosas críticas y protestas dentro y fuera del país, con el programa nuclear islámico en el centro del debate.

Ahmadinejad aterrizará en Brasilia en medio de las amenazas de sanciones por parte de Estados Unidos y las grandes potencias europeas por no responder a la propuesta del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) de enriquecer su uranio en Rusia.

El gobernante iraní busca el apoyo de Lula, quien se muestra proclive al desarrollo de tecnología nuclear con fines pacíficos y es contrario a las sanciones que podrían frenar el despegue del comercio bilateral, asunto que también centrará la reunión.

Lula defiende que la diplomacia será más útil que el aislamiento de la república islámica y justifica el diálogo con Ahmadinejad hasta delante del presidente israelí, Simon Peres, durante la visita que éste hizo a Brasil hace una semana, si es que sirve para al menos extraer "una palabra o una coma" en aras de la paz.

Para Brasil, esta es una oportunidad de crearse una imagen de mediador internacional que secunde su campaña para hacerse con un asiento permanente en una hipotética ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU.

En esta línea, Lula recibió en solo una semana por separado a Peres y al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, y logró que ambos aplaudan su colaboración en el diálogo para el entendimiento en Oriente Medio.

A pesar de las suspicacias que despierta la visita de Ahmadinejad en los sectores conservadores de Estados Unidos, el propio presidente Barack Obama le pidió a Lula que utilice su relación privilegiada con el líder iraní para presionarle para que renuncie a sus supuestas aspiraciones nucleares con fines militares.

Además, Estados Unidos quiere que el gobernante brasileño interceda por tres ciudadanos de su país arrestados en Irán el pasado julio bajo acusaciones de espionaje.

IMPULSO COMERCIAL
Al margen de la cuestión nuclear, la visita también tendrá un fuerte componente comercial, puesto que Ahmadinejad estará acompañado de una comitiva de cerca de 200 empresarios que celebrarán un encuentro con directivos de firmas brasileñas de los sectores de petróleo, minería, agricultura y bienes de capital.

La clausura del encuentro será presidida por ambos mandatarios, después de su reunión de trabajo y de la recepción que realizarán el presidente del Senado, José Sarney, y el de la Cámara de Diputados, Michel Temer, en honor del dirigente iraní.

También será discutida la supresión recíproca de visados, lo que incluiría a los brasileños en un reducido club de ciudadanos con derecho de cruzar la frontera iraní sólo con el pasaporte y dará más facilidades en Brasil a los iraníes que, por ejemplo, a los estadounidenses, quienes son obligados a pedir un visado.

Ahmadinejad inicialmente tenía programado viajar a Brasil el pasado mayo, pero la visita fue cancelada por "compromisos internos" del mandatario previos a las elecciones del 12 de junio, en las que fue reelegido en medio de graves denuncias de manipulación.

El presidente iraní incluyó a Brasil en una gira internacional de cinco días, cuya primera etapa fue hoy en Senegal y que le llevará el martes a Bolivia y el miércoles a Venezuela.

La gira sudamericana de Ahmadinejad está marcada además por protestas en Brasil y Colombia de las comunidades judía, gay y otros movimientos sociales por su negación del Holocausto y las reiteradas amenazas a Israel, la falta de libertades en Irán y lo que algunos consideran como injerencia de Teherán en América Latina.