El uso de nombres retóricos es frecuente en el deporte y sirve para rememorar con más facilidad hechos importantes. En el golf, una de los últimas denominaciones fue el llamado Milagro de Medinah y es el recuerdo más feliz de Europa en la Copa Ryder.

En el campo de Medinah, en Chicago, los europeos capitaneados por el español José María Olazabal dieron vuelta un adverso 10-4 para conseguir su novena corona desde que la Copa se disputa entre Estados Unidos y el Viejo Continente.

Hoy, dos años después del hecho que los norteamericanos criticaron con dureza (lo calificaron de meltdown o derretimiento), ambas escuadras vuelven a disputar el trofeo Samuel Ryder, ahora en suelo europeo. El mítico campo de Gleneagles, en Escocia, los locales defenderán la corona y, al parecer, tienen algunos aspectos para estar en ventaja por sobre su rival.

Europa cuenta con, al menos en los números, con mejores jugadores. Tener al mejor golfista del mundo en el plantel, como el norirlandés Rory McIlroy, ayuda bastante y él mismo siente que su presente debe servir para que Europa defienda con éxito el título.

"Estoy listo para aceptar la responsabilidad de ser uno de los hombres fuertes del equipo este año. Es mi tercera copa, así es que tengo algo de experiencia y no tendré miedo de hablar u opinar en el vestuario", dijo McIlroy.

Junto a él aparecen nombres como Sergio García y Henrik Stenson, quienes deberán hacer frente al ímpetu estadounidense para borrar la debacle de la edición pasada.

Sin Tiger Woods, quien se bajó por sus problemas físicos en la espalda, los norteamericanos repiten siete nombres del equipo que en 2012 se farreó la ventaja de seis puntos y que toman esa caída como un estímulo para vengarse.

De hecho, el capitán Tom Watson aseguró que el periplo es "un viaje de redención" para los suyos. "Es el momento de redimirse de lo que ocurrió en 2012. Creo que es más una motivación que algo negativo", apuntó el veterano capitán norteamericano de 65 años y que posee una ligera ventaja sobre el norirlandés Paul McGinley.

En 1993, Watson también fue capitán del equipo que venció en Inglaterra, último festejo estadounidense en Europa. Desde ahí, los éxitos americanos han sido muy escasos: sólo  se los han llevado dos de los nueve torneos jugados desde ahí.

Por esto es que Europa asoma con ventaja, pero McGinley, de 47 años, prefiere la mesura. "Somos ligeramente favoritos, no de forma abrumadora", dijo el capitán que contó con un buen refuerzo: sir Alex Ferguson dio una pequeña charla al equipo, a modo de motivación.