Para quienes buscan un destino exótico y no les importa pasar unas vacaciones con una fuerte dosis de propaganda socialista y culto de la personalidad, Corea del Norte parece el lugar indicado. Esta nación hermética vuelve a insistir en demostrar su "cuento de hadas socialista" a los turistas. La reapertura al turismo extranjero ocurre después de una veda de medio año que cerró las puertas de ese país prácticamente a todo extranjero, por temor a la propagación del virus del ébola, pese a que no se reportó ningún caso de esa enfermedad en Asia.

La nueva concentración en el turismo fue impulsada por el líder supremo Kim Jong Un y las autoridades han extremado esfuerzos por complacerlo. Unos 100.000 turistas visitaron Corea del Norte el año pasado, casi todos de la vecina China excepto unos pocos miles.

Kim Sang Hak, un economista de la Academia norcoreana de Ciencias Sociales, dijo a AP que el país espera decuplicar el número de turistas y que la cifra alcanzará los dos millones para 2020. El interés de Pyongyang por atraer turistas parece irónico, o contradictorio, para un país que ha extremado medidas para mantenerse aislado del mundo exterior.

Sin embargo, Kim afirmó que la campaña, avalada formalmente por Kim Jong Un en marzo de 2013, es a la vez una fuente lucrativa de ingresos y un medio de contrarrestar los estereotipos que califican el país como una nación atrasada, hambrienta y sombría. "El turismo puede producir muchas ganancias relativas a la inversión requerida y por eso nuestra nación le da prioridad", afirmó Kim Sang Hak en una entrevista reciente en Pyongyang. Agregó que además de paisajes montañosos, playas aisladas y una abundancia de monumentos y museos, el Norte cuenta con un as en la manga, la imagen de que es un sitio único en el mundo.

"Mucha gente en el exterior tiene una idea equivocada de nuestro país", afirmó el economista, con lo quiso desestimar las críticas por la situación precaria de los derechos humanos, la falta de libertades y la hambruna en el interior. "Aunque las sanciones económicas de los imperialistas de Estados Unidos aumentan, estamos desarrollando nuestra economía. Por eso creo que mucha gente tiene curiosidad por nuestra nación", sostuvo.

Los oponentes en Occidente dicen que los turistas que viajan a Corea del Norte ayudan a llenar las arcas de una nación sin escrúpulos y perjudican los esfuerzos por aislar y presionar a Pyongyang a abandonar sus armas nucleares y mejorar la situación de los derechos humanos. Por motivos de seguridad, el Departamento de Estado norteamericano aconseja enérgicamente a sus ciudadanos no viajar al Norte.

Nada de eso ha frenado el número de turistas estadounidenses y europeos que viajan cada vez en mayor número y por otra parte esas preocupaciones no son tan firmes en los países que más corteja Corea del Norte: China, Rusia y el sudeste del Asia.

"Un 80% de los turistas que vienen proceden de países vecinos", dijo Kim Yong Il, funcionario estatal de turismo. "Es normal desarrollar el turismo dentro de la propia región, pero también nos estamos expandiendo a países europeos".