La presidenta surcoreana, Park Geun-hye, acusó hoy de "asesinato" al capitán del Sewol, el ferri hundido con más de 300 muertos o desaparecidos, después de que la transcripción del diálogo entre el barco y la torre de control revelara caos y graves errores en los momentos más decisivos.

"La conducta del capitán y algunos miembros de la tripulación es incomprensible desde el sentido común" y "una especie de acto de asesinato que no puede ni debe ser tolerado", afirmó la presidenta surcoreana durante una reunión con altos oficiales del Gobierno.

Mientras, continuaron los trabajos de rescate dentro del barco y los buzos lograron sacar seis cuerpos más, lo que elevó la cifra de fallecidos a 65 y el número de desaparecidos se situó en 237. 

Las duras acusaciones de la presidenta se produjeron en un momento en que el Gobierno se encuentra en el punto de mira de los familiares de las víctimas, que acusan al ejecutivo de Park de no esforzarse lo suficiente en el rescate, tomar decisiones erróneas y proporcionar información incorrecta.

En todo caso, la transcripción del diálogo entre la cabina del barco y la torre de control en los 40 primeros minutos del hundimiento reveló errores y contratiempos que pudieron haber impedido salvar muchas más vidas de las 174 contabilizadas. 

La tripulación envió a las 08.55 horas del miércoles (23.55 GMT del martes) una primera emisión radiofónica a la torre de control de su destino, la isla de Jeju, para advertir de que el transbordador se estaba "inclinando" minutos después de escucharse un fuerte estruendo en la nave.

La cabina recibió varias indicaciones de evacuar pero no se llegó a dar la orden, según reconoció el propio capitán, por el miedo a que los pasajeros fueran arrastrados por las fuertes olas y las corrientes marinas.

Las dudas de Lee se unieron a la avería del sistema de megafonía que impedía la comunicación con el pasaje y la incapacidad de la tripulación para desplegar los botes salvavidas, según revela la transcripción.

Las comunicaciones entre el navío Sewol y la torre de control finalizaron a las 09.38, un minuto después de que el capitán confirmara que dio finalmente la orden de evacuación; una orden que llegó demasiado tarde y solo permitió salir del barco a una minoría del pasaje.

En ese momento la máxima autoridad del barco lo abandonó y fue uno de los primeros rescatados, hecho que motivó su arresto el viernes junto a otros dos tripulantes bajo la acusación de descuidar la seguridad de los pasajeros.

A estos primeros tres arrestos se han sumado hoy otros cuatro -dos primeros oficiales, un segundo y un maquinista naval- también acusados de violar las leyes relativas a la ayuda y rescate en el mar, según la Fiscalía.

Entre tanto, la cadena surcoreana KBS relató hoy el testimonio de la esposa del capitán titular del Sewol, de vacaciones en el momento del suceso, que aseguró que su marido mantenía "serias preocupaciones" por la seguridad del barco tras ser sometido a una remodelación hace unos dos años.

La empresa operadora del transbordador hundido, Cheonghaejin Marine, que será investigada con lupa en la depuración de responsabilidades de uno de los peores accidentes en la historia de Corea del Sur, anunció la suspensión de las tres rutas que opera actualmente con base en el puerto de Incheon, al oeste de Seúl.

En cuanto a las labores de rescate, se esperaban más progresos de los alcanzados en la jornada de hoy, en la que el tiempo fue relativamente bueno, se suavizaron las olas y las corrientes marinas perdieron intensidad.

Por otra parte, un alto funcionario del Ministerio de Seguridad y Administración Pública surcoreano dimitió hoy tras provocar la ira de los familiares de las víctimas al intentar hacerse una foto colectiva en el polideportivo donde éstos se congregan mientras esperan con angustia noticias de sus seres queridos.

De los 477 pasajeros del Sewol 325 eran estudiantes de 16 y 17 años de un mismo instituto, cuyos cuerpos permanecen en su mayoría dentro de la nave sumergida cinco días después del accidente y agotadas ya las posibilidades de encontrar supervivientes.