En Berlín, un coro puede disponer de todas las plataformas de lucha. Puede, por ejemplo, cantar en la moderna sala pentagonal de la Filarmónica de Berlín. O en la nave principal de la neoclásica Catedral de Santa Eduvigis. O en el cine Kosmos de la Karl-Marx-Allee, donde el Coro de la Radio de Berlín presentó hace poco el espectáculo Cosmic lights. "Es lo maravilloso de esta ciudad. Tiene cuatro grandes orquestas sinfónicas, tres casas de ópera y muchos lugares curiosos y extraños donde tocar, empezando por fábricas abandonadas", comenta Gijs Leenaars (1977), el director del Coro de la Radio de Berlín.
El músico holandés lleva un año al mando del grupo de 64 cantantes, que fue conducido entre el 2001 y 2014 por el inglés Simon Halsey. Lo hace, según él, acercándose con mimo y cuidado al repertorio tradicional, pero siempre dejando espacio a las nuevas creaciones. También le ha tocado encabezar largas giras y en esta oportunidad estará en Chile el próximo jueves en el Teatro del CA 660 y el sábado en el Teatro del Lago de Frutillar. El jueves a las 20 horas dirigirá el Réquiem Alemán de Brahms y el sábado la Novena sinfonía de Beethoven. En las dos ocasiones estará junto a la orquesta L'Arte del Mondo, agrupación alemana creada en 2004 y con una amplia discografía en sellos como Sony Classical y Harmonia Mundi.
"El Coro de la Radio de Berlín es muy sinfónico en el sentido de que está acostumbrado a acompañar a grandes orquestas, pero al mismo tiempo es muy transparente y preciso. Por otro lado, su bagaje histórico es innegable y tiene que ver con la antigua tradición de los coros que pertenecían a la ex República Democrática Alemana. Su forma de cantar los pianissimi (muy suave) es única e inconfundible", dice Leenaars sobre esta agrupación ganadora de tres premios Grammy y nueve Echo Klassik, el galardón más importante de la música clásica alemana.
Creado en 1925 por el estado alemán, el Coro de la Radio de Berlín es en estos momentos el más importante de su país y uno de los mejores del mundo. Ha acompañado a orquestas dirigidas por Claudio Abbado o Simon Rattle (es el coro habitual de la Filarmónica de Berlín) y hay música que derechamente saben de memoria. "El Réquiem alemán de Johannes Brahms lo tienen totalmente incorporado en su vida artística. Lo cantan al menos una vez al año y no necesitan la partitura", dice Leenaars acerca de la obra que cerrará la Temporada Internacional de Conciertos CorpArtes.
Sobre la pieza, se explaya: "Es evidente que las intenciones de Brahms eran más bien velar por los vivos que por los muertos. En ese sentido no es un réquiem tradicional como el de Mozart o Verdi. Brahms está más interesado en cómo los hombres deben lidiar con la muerte y eso es una cuestión profundamente humanista, más allá de la religión".
Y acerca de la relevancia del conjunto en Berlín, donde se presenta al menos 60 veces al año, dice: "Somos muy visibles y cualquiera que está más o menos enterado de la vida musical nos conoce. Por otro lado, los berlineses siempre están dispuestos a apreciar la música, cualquiera sea su tipo".