Durante la década previa a la llegada al poder de Rafael Correa, en 2007, la estabilidad política había sido un lujo escaso en Ecuador. Entre 1997 y 2005 el país vio desfilar a más de media docena de Presidentes, tres de ellos derrocados (Abdalá Bucaram en 1997, Jamil Mahuad en 2000 y Lucio Gutiérrez en 2005). Reelegido en 2009 y en 2013, Correa no dudó en asegurar en 2015 que "la estabilidad política ha traído estabilidad económica". Sin embargo, de cara a las elecciones presidenciales del próximo 19 de febrero, que marcarán el fin de su década en el Palacio de Carondelet, Correa enfrenta críticas precisamente por el estado en que dejará la economía del país.
Economista de profesión, Correa gobernó con una inmejorable situación económica hasta mediados de 2014. Durante ese período su administración generó obras públicas y de infraestructura, como plantas hidroeléctricas. Pero ese año el precio del petróleo, el principal producto de exportación ecuatoriano, se desplomó. De poco más de US$ 100 por barril cayó hasta US$ 20 en su peor momento y ahora se ubica en US$ 40. Considerando que el petróleo representa cerca de 30% de los ingresos fiscales de Ecuador, según el diario El Nuevo Herald, los efectos en la economía eran inevitables.
El PIB de Ecuador se contraerá al cierre del ejercicio 2016 en un 1,7 %, según la nueva gerente del Banco Central de Ecuador, Madeleine Abarca. Y así lleva, en declive, desde junio de 2015.
Son cinco trimestres consecutivos de contracción que fueron precedidos por uno de estancamiento.
"El estado de la economía ecuatoriana es muy crítico. El gobierno ha recurrido a diferentes medios, sobre todo endeudamiento externo con China, para postergar los efectos de la crisis económica", explica a La Tercera el cientista político Santiago Basabe. En tanto, el sociólogo Simón Pachano sostiene que "el gobierno nunca tuvo una propuesta para terminar con la dependencia del petróleo".
Además de los casos de corrupción que han afectado al gobierno (PetroEcuador y Odebrecht), los analistas señalan que otra de las deudas que deja la gestión de Correa es la pérdida de libertades ciudadanas. "Los ataques a la libertad de expresión se han dado en varios frentes", apunta Basabe. Asimismo, Pachano dice a La Tercera que será necesaria una "reinstitucionalización del país", ya que "la implantación de un régimen concentrador y la enorme dependencia del liderazgo presidencial debilitaron a las instituciones".
A pesar de todo lo señalado, afirma Pachano, el candidato oficialista Lenín Moreno "tiene fuertes opciones de ganar". Sin embargo, Basabe advierte que en el caso de un balotaje, "las posibilidades de Moreno decrecen considerablemente".