El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, reclamó una mayor integración latinoamericana para encarar la especulación financiera que, a su juicio, amenaza a la región y, especialmente, a Argentina, al que fondos tenedores de deuda no reestructurada le reclaman 1.300 millones de dólares más intereses.

"Toda nuestra solidaridad con Argentina, todo nuestro apoyo. Yo creo que no debería pagar eso y unidos, con una acción concertada de América Latina, se podría evitar aquello", señaló Correa, aunque repitió que la región todavía "está lejos de esa capacidad de coordinación".

Lamentó, asimismo, que la integración regional no esté en el nivel necesario para dar una respuesta concertada a una acción que sólo favorece a los especuladores financieros.

"El mundo está patas arriba y por eso digo que el orden mundial no es sólo injusto, sino inmoral", señaló Correa en un diálogo con periodistas en la ciudad portuaria de Guayaquil, en la que aseguró que los latinoamericanos "sólo unidos podremos resistir ese injusto orden mundial" e "incluso cambiarlo". 

El juez estadounidense Thomas Griesa ha ordenado Argentina pagar en efectivo la suma reclamada por acreedores que no aceptaron los canjes de deuda soberana tras el cese de pagos de 2001.

Ahora el mismo juez tiene la palabra tras la petición del Ejecutivo argentino para que establezca medidas que le permitan pagar a los acreedores con deuda reestructurada y seguir negociando.

Correa aseguró que su país no tiene ese riesgo, ya que en una operación efectuada entre 2007 y 2008 retiró casi la totalidad de bonos con acreedores privados.

"No existe posibilidad de una demanda similar" contra Ecuador, añadió el mandatario que rechazó el hecho de que un juez estadounidense ordene a un país (Argentina) a pagar a fondos especulativos.

"Esto tiene que cambiar, tiene que haber instancias internacionales que objetivamente juzguen estas cosas", como "un tribunal internacional de deuda, donde se pueda denunciar" las obligaciones contraídas de forma ilegítima, agregó.

Asimismo, propuso "un tribunal internacional de deuda ecológica" para que se vea "quién debe a quien" en cuanto a pasivos ambientales.

No obstante, admitió que sus propuestas deben pasar por un alto grado de integración regional, ya que "todo esto es cuestión de poder y, lastimosamente, los más poderosos son ellos".