Veintiún mil afiliados, correspondientes al tramo joven de las isapres, emigraron del sistema entre marzo de 2013 y el mismo mes de este año. Es decir, la mayor proporción de personas de toda la cartera de inscritos en las aseguradoras privadas (que a marzo llegaba a 1,7 millones) que decidieron moverse, según detalla el último informe entregado por la Superintendencia de Salud.

Aquellos 21 mil cotizantes salientes corresponden al segmento de 25 a 29 años (muchos de los cuales cotizan por primera vez) y equivalen al 18% de las 114.577 personas que en este período dejaron las isapres. A ellos les sigue el sector de entre 30 y 34 años, con 19.895 afiliados.

Según la Superintendencia, los que abandonan el sistema tienen dos caminos: Fonasa (la ley dice que el sistema público debe recibir al usuario) o bien quedar sin póliza, aunque de todos modos pueden atenderse en la red pública.

¿Las razones para esta tendencia? Rafael Caviedes, director ejecutivo de la Asociación de Isapres, dijo que lo anterior se explicaría por los continuos cambios o interrupciones laborales de esos grupos. "Fonasa recibe a las personas ya sea que coticen o no. Uno debe entender que los jóvenes que entran a una isapre y luego se van a Fonasa, es porque se han quedado sin trabajo. La gente joven se cambia, se mueve, tiene una rotación mucho mayor que la gente mayor, que tiene posiciones más estables".

Caviedes añadió que una  persona que se vaya del sector privado debe analizar, por ejemplo, que en las hospitalizaciones, el seguro público de salud cubre sólo 12% en modalidad libre elección (o sea, cuando el usuario escoge el prestador al cual quiere ir). Sobre ese punto, en Fonasa se indicó que existe el esquema de Pago Asociado o Diagnóstico (PAD), donde se cubren prestaciones y operaciones de uso común hasta un 75%.

El superintendente de Salud, Sebastián Pavlovic, señaló que "nos parece que estas cifras revelan uno de los problemas del sistema: que esta libertad que tienen las isapres es gozada por unos pocos. Se cambian de aseguradora o se van a Fonasa, asumiendo que el paso del tiempo no los va a afectar y que después no van a poder tener la misma libertad. Es uno de los reflejos de la selección de riesgos existente".

PRECIOS

El informe de la Superintendencia de Salud también muestra que aún se mantiene la diferencia de cotización entre mujeres y hombres: ellos cancelan $ 64 mil, mientras que ellas, $ 86 mil (34% más).

En la Asociación de Isapres se explica que las mujeres gastan entre dos y tres veces más que un hombre de la misma edad en prestaciones y en licencias médicas. La excepción a esta regla es cuando los hombres sobrepasan los 65 años, momento en el que usan más su póliza y sí llegan a pagar más que las mujeres.

Héctor Sánchez, académico del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, afirmó que "la situación de las mujeres se hace insostenible, porque las personas no están dispuestas a aceptar esa diferencia. Por eso, hay cientos de miles de presentaciones ante la justicia".

Debido al escenario en que las beneficiarias poseen las tarifas más altas y los jóvenes muestran mayor movilidad, Sánchez dijo que "el modelo de las isapres debe tener un cambio de financiamiento".

Agregó que esa opción pasa por establecer un gran "pool" de riesgo a nivel nacional. Se debería establecer un plan garantizado de salud y una regulación de precios (como existe en servicios básicos, como electricidad o agua)".