A diario, pequeños meteoritos impactan a la Tierra y la Luna, con distinta suerte. Los que se dirigen a la Tierra generalmente se queman en la atmósfera o caen en zonas deshabitadas donde no son detectados, y en el caso de la Luna llegan a formar cráteres de tamaño considerable.

Desde la época del programa Apolo en los años 60 se han realizado diversos estudios destinados a crear un panorama global de la superficie lunar, aunque recientemente han comenzado a surgir nuevos eventos en medio de su ya maltratada superficie. y según un estudio, podrían ser más recientes de lo que pensamos.

Emerson Speyerer, científico de la Universidad del Estado de Arizona, comparó 14 mil fotografías con un "antes y después" de áreas determinadas en diferentes ocasiones, utilizando la cámara de alta resolución del Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO). De esta forma, se contaron 222 nuevos cráteres de más de 10 metros de ancho, el equivalente a un 33 por ciento más de cráteres que estimaciones previas.

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El estudio, publicado en Nature, también reveló 47 mil nuevas "manchas", término que se refiere a pequeños cambios en la superficie de la luna provocadas por efectos secundarios de polvo y roca ocasionados por el impacto inicial formado por un cráter. Algo "único", según el investigador, que asegura que el nuevo cráter más grande descubierto tiene 43 metros de diámetro.

El 17 de marzo pasado, astrónomos del Centro de Vuelo Espacial Marshall en EE.UU. notaron un destello brillante en una región lunar llamada Mare Imbrium, generando un cráter de 18 metros. Luego de realizar una búsqueda y comparación de imágenes previas y posteriores se descubrió un gran número de "manchas", algunas a 30 Km. del impacto inicial, lo que sugiere que tanto el polvo lunar como las rocas pueden viajar grandes distancias después de haber sido levantadas.

El problema, de hecho, es para los futuros visitantes al satélite natural terrestre: "si usted es un astronauta que se encuentra sentado en la superficie, no necesariamente tiene que preocuparse de ser golpeado directamente por un meteorito, pero sí debe preocuparse sobre los efectos secundarios que vienen de kilómetros y kilómetros de distancia".

De acuerdo a Emerson Speyerer, esto implica que la superficie lunar tiene más actividad de lo que se pensaba, y que los primeros dos a tres centímetros de polvo lunar probablemente son de hace 80 mil años, y no del millón de años que se creía.

Esto podría tener implicaciones importantes para los investigadores que intentan datar rocas en la luna, o iniciativas futuras con la esperanza de explotar los recursos de la luna.

"Hay mucho que no sabemos acerca de la luna", afirma el experto.