Fueron días intensos para Juan Saavedra (22). En dos semanas, el trombonista debió conocer a otros 13 intérpretes, conectarse musicalmente con ellos, aprender nueve partituras y dar un concierto para 300 personas, el pasado 17 de octubre. Era la prueba de fuego para el Ensemble Nuevo, la orquesta que el Goethe Institut de Chile creó como regalo para el Bicentenario y que tendrá una gira en 2010.
La idea es inédita en estas latitudes: reunir a un grupo de músicos de distintos países de Latinoamérica para formar una banda de música contemporánea que interprete composiciones inéditas. Una iniciativa similar al Ensemble Modern que nació en Alemania en los 80, integrada por músicos de países europeos que cultivaban un sonido vanguardista. "Este sería el primer Ensemble de estas características en Latinoamérica", dice Reinhard Maiworm, director del Goethe Institut de Chile.
En 2008, el alemán Alois Kott realizó audiciones en distintos países de Latinoamérica y finalmente armó un grupo de músicos de entre 18 y 25 años: de Argentina, Patricio Bonfiglio (bandoneón); de Brasil, Carlos Ferreira dos Santos (percusión) y Aline Gonçalves (flauta); de Venezuela, los violinistas Naumarys Martinez y Mario Joel Mujica; y de Chile, Alfredo Abarzúa (clarinete), Edén Carrasco (saxofón), Isidora Edward (cello), Kenny Guzmán (viola), Andrés Pantoja (guitarra), Andrés Pérez (saxo) y Juan Saavedra (trombón). Además de los alemanes Alois Kott (contrabajo) y Peter Eisold (batería).
En octubre de 2010, el Ensamble realizará una gira que recorrerá Sao Paulo, Caracas, Bogotá, Lima, La Paz, Buenos Aires, Asunción, Montevideo y Santiago.
"Hace 200 años el proceso de independencia fue un evento nacional, pero también internacional, por eso en el Bicentenario quisimos reflejarlo en un grupo con miembros de diferentes países con una sonoridad e identidad única", dice Maiworm.
Para estos conciertos también se realizó un concurso para encontrar partituras inéditas que le dieran un carácter único al Ensemble Nuevo. El resultado fueron nueve melodías entre clásicas, jazz y contemporáneas, que los músicos debieron trabajar desde cero hasta encontrar la armonía perfecta. "Fue un desafío muy estimulante, porque hay que crear una sonoridad nueva con instrumento que por lo general funcionan separados: cuerdas clásicas, con percusión electrónica mezclado con bronces", explica el director de la agrupación y académico de la UC, Pablo Aranda.