Fernando Felicevich avanza para cumplir su anhelo: convertirse en el agente de futbolistas más importante en el mundo. No está tan lejos, tomando como referencia que el año pasado, el ranking de la revista Forbes lo ubicó como el sexto representante más poderoso a nivel planetario. También estableció sus ganancias en una cifra estratosférica: US$ 22 millones anuales.
El sitio web de Twenty Two, la empresa que montó el ex rugbista, consigna que sus representados son 173, considerando sólo a los futbolistas activos. En esa lista no aparecen deportistas de otras disciplinas y entrenadores que también le han confiado la gestión de sus carreras y de sus patrocinios. Y que, en definitiva, han contribuido para que construya un auténtico imperio de la intermediación.
Los seleccionados chilenos Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Gary Medel, Charles Aránguiz, Eugenio Mena forman parte de la selecta nómina. Pero hay más jugadores reputados, incluso a nivel internacional. De hecho, en la misma plataforma informática, destacan a ex seleccionados argentinos como Andrés D'Alessandro, Lucas Pratto y Federico Fernández y al conductor de Venezuela, Rómulo Otero, como parte de sus asesorados. A nivel del bancas, por ejemplo, también trabaja codo a codo con Martín Palermo, el DT de Unión Española.
Felicevich va por más. Así se explica que su imperio vaya en constante crecimiento. Ya no sólo existe la casa matriz, ubicada en Vitacura. La primera expansión a nivel internacional se produjo en 2007, cuando, asociado con Gustavo Goñi, abrió una oficina en avenida El Salvador, en Buenos Aires. Esa apertura les permitió acceder a figuras como Lisandro López, quien milita en el Benfica, y Pablo Piatti, quien actúa en el Espanyol, entre otras que pertenecen a clubes transandinos. "Estoy en otros temas. Habla con Fernando, por favor", respondió Goñi al ser consultado por el proyecto que los une.
Hace poco más de un año, las operaciones se extendieron a Perú. En la avenida Javier Pardo Oeste, del exclusivo sector Magdalena del Mar, funciona una filial a la que Felicevich o sus colaboradores más cercanos viajan una vez al mes y que cotidianamente es atendida por funcionarios que se encargan de la principal tarea: la captación de nuevos jugadores. El próximo objetivo es afincarse en Sao Paulo. Brasil es un mercado conocido para el grupo, por la relación con Mena y por la influencia que tuvo en el traspaso de Rómulo Otero desde Huachipato a Atlético Mineiro. La intención ahora es encontrar nuevos proyectos en un país cuya producción de futbolistas es virtualmente inagotable.
Todos los despachos de Twenty Two cuentan con cómodas instalaciones y toda la implementación necesaria para recibir a sus clientes y a sus potenciales interesados en adquirirlos. También, con las condiciones para revisar la evolución de las carreras de los deportistas, que se registran a través de medios audiovisuales. "Son oficinas de un altísimo nivel, que tienen de todo lo que se necesita para ver fútbol, sostener reuniones y trabajar en la detección de nuevos jugadores", explica un directivo que ha tenido acceso a ellas.
En el fútbol peruano admiten que el de Felicevich es un apellido que ya les resulta familiar. "Tengo relación con Felicevich, porque ellos han montado una oficina en Lima. Hace meses que los conozco personalmente. Con Fernando tenemos una relación cercana. Referencias siempre tuvimos, porque acá se sabía que era el agente de jugadores como Alexis Sánchez y Arturo Vidal", confirma a La Tercera Álvaro Barco, gerente deportivo de Universidad de San Martín, que milita en la Primera División incaica.
También les resulta cercano otro responsable directo del buen funcionamiento de la firma: el ex seleccionado nacional Sebastián Rozental. El ex delantero, quien además jugó en Universidad Católica, Colo Colo, Rangers de Escocia e Independiente de Argentina, es el encargado de detectar a los talentos que, potencialmente, serán incluidos en los registros de la empresa de asesorías. El mismo trabajo que se realiza periódicamente en todos los niveles del fútbol chileno.
La reinvención constante es uno de los objetivos de Felicevich y sus socios. De hecho, esa es la necesidad que justifica el plan de crecimiento: la búsqueda de nuevos talentos que permitan engrosar o renovar el portafolios que puedan presentarles a los directores deportivos de las instituciones con las que mantienen contacto.
En el entorno del empresario explican las razones de la aventura internacional. "Esta generación exitosa de futbolistas chilenos se acabará en pocos años. Y el último traspaso internacional que hizo Felicevich directamente desde Chile al extranjero fue el de Erick Pulgar al Bologna. De eso han pasado ya dos años. Entonces, Fernando y sus socios saben que tienen que encontrar nuevos jugadores para mantenerse y seguir creciendo en el negocio al nivel que ellos proyectan. Y si no estaban en Chile, porque acá hay varios representantes trabajando con el mismo propósito, había que salir a buscarlos afuera. Es lo que están haciendo", explica otro cercano al emperador Felicevich.