"Una cosa es hablar tu idioma y otra, enseñarlo. Cuando les explicas algo en español, muchas veces a ellos no les hace sentido; ciertos sonidos les complican, como nuestra "r" o "rr", que en general la dicen como 'l'", dice José Miguel Vidal (27). Hace un año y medio que este profesor de Historia vive en Shangai. Viajó, primero, para cursar un posgrado en Cultura China, pero con el tiempo fue notando el enorme interés que los chinos tenían por aprender español y, después de impartir algunas clases particulares, decidió enseñar en un colegio, lo que hoy financia su vida en ese país.

Claro que el caso de Vidal no es poco común en estos días. La demanda por clases de español en varios países de Europa, Asia e, incluso, Brasil está llevando a cada vez más jóvenes chilenos a tomar las maletas y partir. Algunos sólo con la intención de que las clases los ayuden para vivir un tiempo fuera, otros con la idea de costear estudios de posgrado.

No existe una estadística completa de cuántos profesionales chilenos ya han partido, aprovechando este explosivo interés por el idioma español. Pero el British Council (BC), por ejemplo, es una de las dos instituciones que ofrece programas formales en Chile para que profesionales vayan a enseñar español en Gran Bretaña. Y, según las cifras que manejan, el número de chilenos que viaja a Inglaterra a enseñar español creció un 200% durante los últimos años.

El otro programa formal por el que los chilenos pueden viajar es el Instituto Chileno-Francés de Cultura, que acepta a profesionales ligados a la Educación que no lleven más de seis años ejerciendo, a estudiantes de Pedagogía de último año y a jóvenes relacionados con el ámbito artístico y cultural. Requiere un nivel de francés equivalente a dos o tres años de aprendizaje.

Ambas entidades cuentan con el apoyo del Ministerio de Educación y envían a los seleccionados a instituciones en Inglaterra y Francia, respectivamente, por un lapso máximo de nueve meses.

"NO TE VAYAS, PROFESOR"

Mientras se encontraba en tercer año de Pedagogía en Inglés, en Inacap, Guillermo Montenegro (24) postuló mediante su casa de estudio al programa de asistente de español del BC, para marcharse a Inglaterra.

En septiembre de 2007 llegó a Manchester. Lo primero que tuvo que hacer fue neutralizar su acento chileno, imitar la fonética española e instruirse en modismos de la península. Al poco tiempo comenzó a dar clases particulares para poder ahorrar.

La distancia que guardan los alumnos con los docentes lo descolocaron en un comienzo, pero la fría relación que primó durante meses, cambió en su último día, cuando los alumnos se despidieron diciéndole: "No te vayas, profesor", en español.

Virginia Benítez (27), en cambio, partió a Francia. Tenía 25 años cuando comenzó a trabajar en la embajada de ese país a cambio de cursos de francés. Su objetivo era ser asistente de español y lo logró: en mayo de 2008 ya estaba enseñando su idioma en un colegio a niños franceses de entre 14 y 19 años.

Después de trabajar como asistente de español, Virginia postuló a la Universidad París 8 Saint- Denis, donde hoy cursa tercer año de Licenciatura en Artes.

BRASIL, RUSIA Y SUDAFRICA

El turismo y la popularidad que han ido adquiriendo las culturas española y latinoamericana generan cada día más adeptos dispuestos a tomar clases para dominar esta lengua. "Hay mucha gente que se interesa por la cultura latinoamericana e, increíblemente, la gente está muy interesada por Chile", dice Virginia.

Según el Instituto Cervantes, que se dedica a la enseñanza del español en el mundo, durante el último año los países que más han aumentado su demanda fueron Brasil, Rusia y Sudáfrica. En Moscú ya hay alrededor de 20 mil estudiantes de español que pertenecen a la enseñanza primaria, secundaria y superior.

El jefe de estudios del Instituto Cervantes de São Paulo, Pedro Benítez, explica que el interés de los brasileños por el español responde a que todos los países vecinos y muchos extranjeros que acuden a Brasil son de habla hispana. Pero lo que desató el boom fue el ingreso de este país al Mercosur en 1991.

En 2007 el español se incorporó como ramo obligatorio en la educación secundaria, y optativo en primera. Por eso, estiman que en cinco años se necesitarán 210 mil nuevos profesores de este idioma.